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miércoles, 28 de marzo de 2012

La huelga a ti debida.



Ya llega, José Luis, el día aciago
en que el gesto que tienes se congele;
y ese rictus inepto de mal mago
se muestre tal cual es, pues que no suele
mostrarse. ¡Dios, qué hastío; qué empalago
cada mueca que hacías por la tele!
¡Ahora se mostrará tu verdadera
cara de bobo, lacio y pejiguera!

Pues que aunque seas cadáver, y aunque huelas
peste feroz política y te escondas;
aunque ya te rodeen cuatro velas
y no tengamos que oír las trapisondas
con que a tus feligreses te camelas
a través de El País y de las ondas,
un último homenaje ahora te hacen
aquéllos que de tu pesebre pacen.

De marzo, el veintinueve, se convoca
un paro general en toda España:
huelga total que rompe y descoloca
la imagen española; y que empaña
el trabajo de todos; que desboca
la tensión del enfermo y de su entraña,
pues España está enferma, y necesita
huelgas cual Supermán la kriptonita.

La excusa oficial es la reforma
laboral que el gobierno de Mariano
(después de constatar que no había forma
de que los sindicatos den la mano
a la empresa, de sus zapatos horma)
ha urdido pese a todo; y por lo sano
quiere cortar; y que, con blanca magia,
cese de nuestras arcas la hemorragia.

Pero esta huelga que estalla cuando apenas
lleva cien días aquél contra el que estalla
en el Gobierno… ¿Qué es? ¡A duras penas
podrán hacernos creer que esta batalla
se libra contra el héroe de Micenas,
viendo que es contra Argos -que ahora calla-
contra quien, ciertamente, se encamina
la huelga general que se avecina!

Pues todo esto es por ti, oh, Zapatero:
todo el rencor guardado en tus zapatos;
la envenenada tinta en tus tinteros;
la inepcia en tu regir; los malos tratos
infligidos a España y sus obreros
-que ahora avergüenzan a los sindicatos-
se giran, se encabritan y, a tu muerte,
te gritan para, así, desvanecerte.

Esta huelga es por esos ocho años
de miembros y de miembras; de ominosas
decisiones tomadas; por los daños
causados a las gentes laboriosas.
Esta huelga es por no tener redaños
y no llamar por su nombre a las cosas
cuando aún había remedio y medicina:
cuando aún era crisis y no ruina.

Esta huelga que estalla a quemarropa
es por haber tirado por el suelo
el nombre de tu tierra por Europa;
pues mostraste tener mucho más celo
no en nadar, sino en guardar la ropa
de tu propio partido a contrapelo
mientras dilapidabas, entre oles,
la hacienda y vida de los españoles.

Esta convocatoria diamantina
-como jamás los sindicatos vieron-
da muestras de una vida repentina
que en ocho años no hubo (aunque tuvieron
la masacre social en su retina:
pero a pestañear no se atrevieron).
¡Nuevos Lázaros sindicales que ahora, juntos,
cobran vida tras ocho años difuntos!

Tú, que les diste cargos y alcaldías
nuevamente a asesinos, con la ayuda
del tal Pascual -¡que malos sean sus días!-;
que a la Ley amordazas y haces muda,
y por ver esta huelga dejarías
a tu propia Nación rota y desnuda,
¿cómo puedes pensar que te conviene,
si es contra ti esta huelga que ahora viene?

Porque estos sinsabores que tenemos
y que van a marcar nuestro camino
son fruto de tu espanto y lo sabemos;
son hijos de tu afán loco y cansino,
¿Cuánto, José Luis, gritar debemos
para que nos escuches, astifino?
¿Te bastará con esta España entera
yendo a esta huelga tardía y aún postrera?

Has destrozado España, ex presidente;
nos quitaste la luz y la alegría;
la dignidad, acaso; y malamente
sobrevive la España que porfía
en recobrar su aliento nuevamente
y en levantarse digna cada día.
…Mas, muerto tú, quizás hallemos vida;
aunque sea en esta huelga a ti debida.