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martes, 13 de enero de 2015

Vienen a por nosotros



Como ya sabrán ustedes, el 7 de enero de este 2015 ha quedado, para siempre, impreso en una triste cuatricromía: el verde de los Campos Elíseos; el azul del cielo de París; el blanco de la harina de las baguettes, y el rojo de la sangre de los humoristas de Charlie Hebdo, derramada en los pasillos del semanario por los enfermos mentales que destruyen el mundo en nombre de Alá.

En los corrillos radiofónicos, en las tertulias televisivas se repite hasta la arcada que estamos ante el enfrentamiento entre dos Culturas. A mi juicio, no es así. Creo que supone un grave error pensar eso; o que estamos contemplando una inminente guerra entre religiones. Yo afirmo que no. Creo que somos espectadores, más bien, de la persecución enloquecida, por parte de un enorme número de hombres, de un tren que ya salió de la estación; un tren que ya partió y que jamás podrán coger.

El tren del que hablo es Occidente.

Occidente es un concepto que todos entendemos. Más que una región; más que una zona geográfica, Occidente es una Historia común, una forma compleja de entender la realidad. Y también, claro, Occidente es una zona geográfica; dispersa, sí, pero localizada.

En su músculo y en la masa de su sangre, Occidente acumula contradicciones históricas, matanzas fratricidas, holocaustos, guerras larguísimas, tensiones insufribles. Occidente guarda odios, rencores y venganzas; lame aún heridas que cerraron hace siglos, y en su durísima piel de toro cretense cualquiera puede ver mil cicatrices superpuestas formando un mapa indescifrable.

Occidente son los yankees, tataranietos de los puritanos del Mayflower; son los australianos, bisnietos de los asesinos y ladrones que los ingleses echaron a alta mar con la vaga esperanza de que se los comieran los tiburones. Occidente son los británicos y los alemanes, hijos de los bárbaros del Norte; y los franceses, con su guillotina a cuestas. Occidente es la Italia desorganizada; la España confusa y el Portugal que duerme. Y los países escandinavos, con todo su suicidio a cuestas. Y los holandeses y sus bicicletas. Y la franja norte y vikinga, que huele a grasa frita.
Pero Occidente es también Israel, rodeada del espanto islámico. Y sobre todo, Occidente es Grecia, la magnífica, por muy degenerada que esté hoy allí la Política, que ellos inventaron!

Europa, Norteamérica y Australia son Occidente. Y el Polo Norte. Y el Polo Sur. E Israel. Y me atrevería a afirmar que también es Occidente Argentina; y Chile. Y hasta Uruguay es Occidente!

Pero, sobre todo, es Occidente un alejamiento de la Religión como código moral, como sistema social; un alejamiento progresivo e imperceptible. Ciertamente, aún se abarrotan las iglesias protestantes cuando se celebran actos importantes; y el Vaticano se llena de jóvenes con guitarras que, de modo incomprensible para mí, han decidido sustituir el sexo torpe y salvaje (el mejor de los sexos posibles!) por la camiseta amarilla y un amor como de nietos al Papa.
Aún muchas parejas se casan por la Iglesia y bautizan a sus hijos; y seguirán haciéndolo durante décadas. Pero el sistema social, la superestructura a través de la cual nos movemos, trabajamos, vivimos y amamos ya no está basada en la Religión, cualesquiera sean sus ritos y folclore.

Occidente es un tren que partió a mitad del siglo XX hacia un destino desconocido, pero que con claridad abandonó la estación en la que estaba desde hacía siglos, y que no era otra que la de la dependencia moral de la Religión. La Filosofía brutal de un Schopenhauer o un Niestzche encendió las calderas de la locomotora; el descubrimiento del Subconsciente como motor de todos nuestros actos convirtió a Freud en un jefe de estación que, haciendo sonar su silbato, dio la orden de partir.
La creación de internet y la posibilidad de su uso en completa libertad, a finales del siglo pasado, hizo que el tren de Occidente comenzara a desplazarse lenta, pesada pero inapelablemente, sobre las vías de la Historia, abandonando definitivamente la estación en donde las confesiones religiosas determinaban la actitud y las decisiones personales de cada individuo.

Este tren no va a volver atrás; cada día, cada año, cada década que pasa, las gentes que pueblan Occidente conceden menos autoridad a las reglas sociales y morales derivadas del Cristianismo (Catolicismo y Protestantismo, en todos sus aspectos) y se guían por convicciones nacidas, en parte, del inmenso territorio ganado en el Mayo del 68, y en parte por el también enorme terreno conquistado por el Postmodernismo y la casi mixtificación del concepto Democracia.

Hace décadas que todos mis amigos y familiares comen carne en viernes; y no por retar a la Iglesia, sino porque nadie tiene en su código de conducta una costumbre que aún se llevaba a rajatabla cuando yo era un niño (y eso que mi núcleo familiar era anormalmente laico!).
La mitad de mis amigos se han casado por el Juzgado, pudiendo haberlo hecho por la Iglesia; y no por ofender o despreciar a la Fe en la que hemos sido inevitablemente criados, sino por cuestiones pragmáticas o simple huida del fasto eclesiástico y el entorno ineludiblemente barroco que ofrece siempre una boda por la Iglesia -al menos, en la barroca Andalucía.
Aún se bautiza a los niños; pero hay muchas parejas que deciden ya no hacerlo. Dentro de 30 años se bautizará menos aún. Y así, poco a poco e imperceptiblemente, y pese a que sigan existiendo comunidades religiosas empecinadas en actuar conforme a unas reglas de conducta de imposición externa, Occidente acabará despojándose de la Moral Judeocristiana por completo, convirtiendo a aquéllos que continúen basando su vida en el Cristianismo o el Judaísmo (o cualquier otra confesión) en grupos exóticos como puedan serlo hoy los Amigos de la Capa o los Rosacruces.

El tren de Occidente ha partido de esa estación oscura y llena de papeles grasientos que guardaban bocadillos de tortilla. No sabemos muy bien hacia dónde vamos, pero lo que está claro es que ya no volveremos a esa estación.
Occidente ha decidido volver a la agricultura sin pesticidas, proteger a sus animales, cuidar de sus niños educándolos en el amor y el respeto a la Naturaleza. Todo ello, muy poco a poco; pero cada vez somos más los que contemplamos el consumo moderado como algo beneficioso, los que nos levantamos por la mañana con el espíritu crítico hacia nuestras Instituciones bien despierto, los que protestamos ante los abusos. Y no porque así nos lo dicte nuestra confesión religiosa, sino porque es de lógica simple.

Ya no se nos hace imprescindible actuar a través de un código de conducta milenario que trufe de costumbres anacrónicas absurdas los comportamientos beneficiosos. Hemos comprendido que el Infierno es un estado de enfermedad grave del espíritu que lleva la destrucción a los demás; que el Purgatorio es la depresión, y que el Cielo es la armonía entre lo que decimos y lo que hacemos. Algunos, pensamos que la Vida Eterna no es otra cosa que procurar que el planeta en el que vivimos pueda seguir albergando con ciertas garantías de calidad de vida a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos; que el cuerpo es una carcasa compleja y caprichosa con fecha de caducidad que contiene un tesoro irrepetible: los códigos G, T, A, C. Algunos, hemos comprendido que nosotros moriremos, pero que otros estarán aquí para recordarnos durante un tiempo: no mucho, en la mayoría de los casos; siglos, en contadas excepciones.

Muchos ciudadanos, en Occidente, pensamos que el Bien existe al margen del Corán, de la Torá y de la Biblia; y que no es otra cosa que la capacidad de construir y de dejar que otros construyan. Y que el Mal existe también, y que no es más que el resultado de una pésima infancia y una muy mala educación. Que el mundo no es la lucha entre buenos y malos, sino entre gente constructiva y gente destructiva; y, en medio, la inmensa mayoría de los tibios de corazón, cuya actitud eufemísticamente llamada neutral no es más que una carta blanca entregada a los malos para que éstos lo destruyan todo sin encontrar resistencia.

En definitiva: Occidente es un tren cuyo maquinista es laico, aunque muchos de sus pasajeros aún estén ligados de alguna manera a sus ritos religiosos. Y en este tren no caben fanatismos ni religiones extremistas. Y mucho menos, pretensiones de guerras santas (puede haber alguna guerra que merezca ese apelativo?). Aquéllos que pretenden imponer su fe, su credo y sus ritos, bien sea como los misioneros antiguos o por la actual fuerza del miedo, están fuera de este tren; se han quedado en la estación, blandiendo sus espadas curvas y sus AK-47.

Estos enfermos de religión nos han visto partir; han escuchado el silbato del jefe de estación y ni siquiera tenían hecho su equipaje. No habían reservado billete; y, aunque había sitio para ellos, no lo había para sus bártulos: la ira; la muerte; la venganza; la inhumana represión de las mujeres; la mutilación genital; la lapidación; la muerte a los homosexuales; el silencio del propio Yo; la Oscuridad y el Miedo, con mayúsculas.
No hay sitio en el tren de Occidente para este equipaje cruel que rezuma sangre entre las costuras. Ya estuvimos mucho tiempo estacionados en otra parada del camino; una estación en la que se ajusticiaba por cuestiones religiosas; en la que se marchaban a Tierra Santa los hombres para intentar imponer nuestra Fe a otros en sus propias casas. Esa época terrible pasó y nadie quiere volverla a vivir.

Pero éstos han perdido el tren. Y, como no lo pueden soportar, han decidido apostarse, en avanzadillas, a lo largo del camino para sabotear nuestro viaje. La destrucción del World Trade Center en directo y ante los ojos incrédulos del mundo, ha sido una de las acciones de sabotaje al tren de Occidente más dañinas y espectaculares; pero no la primera. Ni la única. Los doscientos muertos de Atocha, que cambiaron el signo del Gobierno español en cuatro días, representando el primer golpe de Estado inducido que el fanatismo yihadista ha conseguido dar en el mundo occidental, ha sido otro de los golpes más duros a Occidente. Como el atentado de Londres y otros muchos.
Lo que ha ocurrido recientemente en París, con el resultado de 12 muertos, entre dibujantes, periodistas y policías vinculados a la revista satírica Charlie Hebdo, sin ser cuantitativamente un exterminio, ha impactado de lleno en nuestra conciencia occidental, porque ha llegado en el momento justo en el que Europa se plantea qué estamos haciendo con nuestros propios derechos civiles ante el paso atrás que supone permitir el velo, el matrimonio de niñas impúberes, etc. en nuestro propio territorio europeo.

Hasta qué punto una Civilización garantista de los derechos individuales debe proteger y alentar actitudes y costumbres cuya finalidad última es, precisamente, la aniquilación de ese conjunto de derechos adquiridos con tanto sufrimiento y durante tantos siglos de dolor? De un modo similar a la actitud buenista de los sucesivos Gobiernos en España, que han permitido, alentado y apoyado sin reservas los nacionalismos, y ahora los españoles nos vemos a un tris de contemplar estupefactos la desaparición de nuestro propio Estado, gracias precisamente a estos nacionalismos, así Occidente comienza a ver las graves consecuencias del mal llamado multiculturalismo, que no es más que la esnobista permisividad que en Europa ha habido con culturas cuasi medievales para que nadie pudiera tildarnos de autoritarios. Esta permisividad es el resultado de los complejos que arrastramos, entre unos y otros, por los acontecimientos de mitad del siglo XX en Alemania, España, Austria, Italia, Francia y otros países.

Ya basta de complejos! El tren ha partido y debemos asegurarnos de que el viaje pueda transcurrir con cierta tranquilidad; bastantes problemas tenemos ya dentro del tren con nuestros propios fundamentalistas (nacionalistas, extrema izquierda, extrema derecha) y la destructiva ingeniería financiera como para estar, además, pendientes de la panda de locos rabiosos que se agazapan en las márgenes de la vía para poner bombas en nuestro incierto camino!

Hay que organizarse, porque estamos en guerra. Los gobernantes y sus íntimos amigos los financieros, llenos de complejos hasta las trancas, deben apartarse a un lado y dejar paso a aquéllos que se han especializado en la guerra (los ejércitos, a los que mantenemos con nuestros impuestos para algo desde hace décadas) y permitirles hablar, proponer, dar ideas de acción. Quizás puedan aportar soluciones; o, al menos, sugerir unas pautas a los políticos occidentales -especialmente a los europeos- para que se bajen del unicornio en el que parecen viajar felices, supervisando nubes.

El tren de Occidente partió hace tiempo, y desde el vagón de cola se ve alejarse la última estación, en la que queda, para su desgracia, el mundo islámico. Algunos de ellos han logrado subirse a tiempo y se han adaptado al traqueteo del tren, al paisaje que se contempla desde sus ventanillas, al café y los emparedados que se sirven en la cafetería; otros, como los que han atentado contra Charlie Hebdo, y pese a haber nacido en el corazón del tren, no se han sabido adaptar al viaje de Occidente y han conseguido parar la locomotora por unos días.
Pero los verdaderamente peligrosos son los que quieren detener el tren para siempre, y éstos están a las puertas de Europa: entrenan con procedimientos paramilitares a muchos jóvenes que de la misma Europa emigran, buscando un sentido a su triste vida; cortan cabezas a occidentales y lo graban con cámaras de vídeo que han fabricado occidentales para luego subirlas a la red a través de internet, que también creó Occidente. Asesinan a mujeres y niños en cantidades espeluznantes; entierran vivas a sus víctimas si se niegan a abrazar el Islam (que, por cierto, significa “sumisión”); violan sin piedad a las mujeres; exterminan a los cristianos y a los judíos, y van dejando, por allí por donde pasan, un rastro de desolación sin precedentes.

Vienen a por nosotros; vienen por Occidente. Porque representamos todo aquello que ellos temen: la libertad de Culto; la libre circulación de las Ideas; la gloriosa exhibición del cuerpo de la Mujer; el imperio del sentido del Humor; la desacralización de los Dogmas; la libre aplicación de la Crítica; el desarrollo de la Ciencia; el camino expedito al Escepticismo; la sanísima actitud retadora del Arte…

Vienen a por Voltaire, a por Leonardo, a por Galileo. Con sus pasamontañas negros y sus cuchillos rojos, vienen a por Isaac Newton, Albert Einstein y Stephen Hawking. Quieren acabar con Agustín de Hipona, con Boecio y con Plotino; con Francisco de Asís, con Lutero y con Tomás Moro. Si les dejamos llegar al Museo del Prado o al Louvre, destruirán a Picasso, a Goya y a Velázquez; y a Francis Bacon, no les quepa duda! Los laboratorios farmacéuticos serán destruidos y sus investigadores convertidos al Islam o pasados por la espada. No habrá más libros que Al-Qur’an, en donde todo se recoge! Las mujeres serán enterradas en vida bajo un sudario negro; y los hombres que queden vivos (yo espero morir de los primeros!), caminarán de rodillas y dormirán en el terror.

No permitamos que destruyan el tren de Occidente! Hagamos frente al Horror! Somos Europa! Somos los Estados Unidos de América! Los tenemos a las puertas del Estrecho de Gibraltar. Es urgente que nos organicemos!

Porque, no lo duden: vienen a por nosotros.

domingo, 28 de diciembre de 2014

El Grinch que nos quitó la Navidad


Esta navidad de 2014 ha tenido una importante diferencia con todas las anteriores; y no me refiero al discurso del nuevo rey, Felipe VI, con su bandera de España a 19 metros de distancia, lateralizada y desaparecida de plano. Esta navidad, los profesores andaluces hemos pasado la nochebuena y la comida de Navidad sin haber cobrado nuestro exiguo sueldo.

Acostumbrados como estábamos a percibir el insuficiente salario el día 23 de diciembre, justo a tiempo para comprar vino y gambones congelados, ese ansiado día llegó; y en nuestras penosas cuentas corrientes no hubo nada. Ni el 24. Ni el 25, claro: era fiesta! Ni el 26, día laborable. El 27 y 28, sábado y domingo respectivamente, tampoco hubo ingreso alguno. Y el 29... quién lo sabe? El caso es que no hemos cobrado.

Los demás funcionarios de la Administración sí lo han hecho. Y,por supuesto, los 30,000 enchufados de la Administración paralela, también! Claro que sí! Cualquiera se atreve a dejar a éstos in albis durante la primera mitad de la navidad! Para que empiecen a sacar los trapos sucios a la luz! No, no: a éstos hay que mimarlos! Si no, a ver cómo se sigue desviando dinero público!

Pero a los profesores... A los profesores de la Pública, interinos incluidos, nos han dejado con una mano delante y otra detrás. Después de habernos rebajado el sueldo un 25% desde hace cuatro años; después de habernos aumentado el número de horas casi un 20%; después de habernos robado nuestras pagas extra de navidad y verano desde hace tres años... Ahora, en diciembre de 2014, nos han dejado al pie de los caballos: al pie de los renos de Papá Noel.

Ha sido un duende malo: la Dama Blanca; el Grinch socialista. Jamás habría ocurrido esto sin la aprobación de la Dama Blanca, Susana Díaz, la Presidente de la Junta. Henchida de sí misma, pavoneándose por los enmoquetados pasillos de la Moncloa en su última entrevista con Rajoy para pisar el cuello de su inminente víctima Pdro Snchz, la Dama Blanca ha dado el nihil obstat a esta enésima humillación de los docentes andaluces; ha permitido que pasemos la nochebuena y la Navidad sin un céntimo de euro. Sin avisar; sin encomendarse a Dios ni al Diablo; sin un rumor en el horizonte que permitiera vislumbrarlo, la Killer de Triana nos ha puesto su zapato blanco de Manolo Blanik en el cuello a todos los desgraciados que en un mal día decidimos dedicarnos a la Enseñanza en Andalucía.

Ya no es sólo por el sueldo, que no ha llegado en su momento, sino porque llevamos años soportando un sobreesfuerzo estúpido desde que se creó la Agencia de Evaluación Educativa, ese ente paralelo, ese monstruo burocrático, ese apparatchik kafkiano que, espinosianamente, persevera en su ser con el único objetivo de justificarse a sí mismo, de corroborar la necesidad de su existencia a base de inundar a los profesores con absurdos papeles que rellenar, estúpidas estadísticas que construir, infames datos que falsear y repulsivos éxitos que fingir. Quizás debiera intervenir Greenpeace, porque el gasto inútil de papel que exige esta Agencia ilegal a los profesores andaluces está acabando con los árboles de la Amazonia!

Andalucía es la vergüenza del Informe PISA cada tres años! Estamos a la cola en Educación. Tenemos los alumnos peor preparados de España, siendo España uno de los países con peores resultados académicos de Europa! A quién queremos engañar? Los socialistas andaluces, después de 36 años de régimen mafioso, han conseguido que nuestros hijos sean, técnicamente, unos analfabetos funcionales! La Consejería de Educación andaluza debería aparecer en el Libro Guinness de los Récords como la más inútil de las estructuras administrativas del mundo! Y si a ello añadimos la aparición de la Agencia de Evaluación Educativa, cuyo lema debería ser "Evalúa, o muere!" y que fue declarada ilegal por el TSJA en 2012, la cosa es para hacer una apresurada maleta y salir huyendo hacia países con más respeto por la Enseñanza; países como Somalia o Afganistán!

Lo que antes se conocía como "libertad de Cátedra" (expresión algo rimbombante: todo sea dicho), también condensada en la sentencia popular "cada maestrillo tiene su librillo", y que no es más que la confianza en la capacidad docente de cada profesor, se calcina en esa pira funeraria que ha elevado la junta de Andalucía en cada colegio, en cada instituto, en cada conservatorio. Al espanto que supone enfrentarse a niños, cuyos padres a menudo desprecian la labor docente, hay que sumar el infierno de una Agencia paralela ilegalizada por el Tribunal de Justicia y que sigue actuando como si nada: un organismo ilegal que ha usurpado las funciones docentes de los que han estudiado una carrera universitaria y que obliga a profesores y maestros a rellenar cientos de informes, miles de papeles, decenas de estadísticas con las que maquillar los resultados obtenidos para ofrecer una imagen idílica que en nada se parece a la realidad educativa andaluza. Pero ojo: es ya un maquillaje forense; porque a la vista está que la Enseñanza en Andalucía es un cadáver. Y huele.

Nunca ha habido peores resultados académicos que ahora! Jamás se habían alcanzado los niveles de subdesarrollo intelectual que padecemos en Andalucía. Y, paradójicamente, nunca han coexistido tantos organismos dedicados a "vigilar la Enseñanza": organismos que han derivado en una persecución estalinista a los profesores, impidiéndonos calificar según nuestros criterios, presionándonos para que aprobemos a mansalva con el estúpido objetivo de obtener unos resultados a todas luces falsos con los que construir una Arcadia feliz llena de faunos y ninfas, de fuentes cristalinas y locus amoenus en los que bailen, al son de la flauta de Pan, los Viceconsejeros de Educación, tocados de guirnaldas!!!

Pero qué estamos haciendo? Dónde queda el respeto arcano por los profesores? En qué lugar se perdió para siempre el amor por los que enseñan? Pero qué universo educativo es éste?

La última muestra de este desprecio no es que nos hayan robado durante los últimos tres años todas las pagas extra (que no son extra, porque están prorrateadas de nuestro sueldo!); ni que nos hayan bajado el poder adquisitivo en casi un 30% en los últimos cuatro años; ni siquiera que nos hayan aumentado casi un 20% las horas lectivas. No! La última bofetada moral ha sido que llegue la Nochebuena y no nos paguen! Pero no ya la extra, sino nuestro mísero sueldo! El último escupitajo en la cara es que hayan dejado que llegue la Navidad sin que cobremos. Porque hay hogares que dependen de un único salario: el del maestro de escuela o la profesora de instituto; el del profesor de FP o la profesora de violín.

Tengo amigos que se han ido fuera de Andalucía a pasar la navidad con su familia y están allí sin salir a la calle con sus hijos porque no tienen un puto duro en la cuenta! Compañeros que van a tener que pedir dinero prestado a sus padres para echar gasoil y volverse! Conozco gente que no ha podido comprar a sus hijos el regalito de Papá Noel (menuda americanada!) porque sencillamente no tienen un euro. Ni uno.

Yo mismo no tengo un duro en la cuenta. Es más: está en negativo, porque me han bloqueado los últimos 125€ que tenía para embargármelos por una multa de octubre de 2012. Dos años después, el Excelentísimo Ayuntamiento de Sevilla, esa ciudad-Medea en la que ya no vivo y de la que nada he recibido durante 50 años, paraliza mi esmirriada cuenta corriente para hacer por fin Justicia y cobrarse una discutible multa por aparcar de noche en donde de día aparca el chófer del Cónsul de Francia (quién me he creído yo que soy? Robespierre?).

Y no es ya que no tengamos dinero para la Nochebuena o para el día de Navidad, que no tenemos, sino que hemos planteado comprar nuestros miserables reyes pensando en que íbamos a cobrar nuestros misérrimos sueldos el 23... Y ahora son todo números rojos! Y bocados en las cuentas por estar en negativo! Porque los bancos nos penalizan por ser pobres, como ya saben ustedes: si tu cuenta está a menos equis, te cobran 35 pavos de penalización. Y todo ese dinero extra que van a ganar los bancos esta navidad correrá a la salud de la Consejera de Hacienda, la Montero, la misma zorra que vigila a los moribundos andaluces para que no hagan movimientos de cuenta un año antes de morir! Uno se pregunta si el PSOE andaluz también se lleva comisión de los bancos cuando éstos nos penalizan por no tener un duro!

Los sindicatos UGT y CCOO, en las elecciones andaluzas de la Enseñanza, han quedado relegados al último lugar; han desaparecido del mapa sindical en el mundo del profesorado; kaput; finito; addío! Se lo han ganado a pulso: no se puede pretender seguir al frente de los destinos de los profesores y llevárselo crudo como han hecho hasta ahora. Se les acabó el chollo en la Enseñanza! Pero se rumorea que este retraso inesperado en el pago de nuestros sueldos es una venganza terminal de estos reyes del marisco. Así van a ganar muchas elecciones! Están acabados. Pero sin la aprobación de la Presidente, esto jamás habría ocurrido.

Maldita sea Susana Díaz por permitir esta bofetada moral, este enésimo revés, esta patada emocional que nos lleva a los profesores a preguntarnos, más que nunca, qué coño estamos haciendo, a qué vino decidirnos por la vertiente educativa! Maldita sea la Consejera de Hacienda, que no quiso dar la orden de pago! Maldito el Consejero de Educación de la Junta, que lo consintió! Malditos los 35.000 enchufados de la Administración paralela, nido de víboras especializadas en desviar y malversar fondos públicos! Maldita sea la Presidente de la Junta, por dejarnos sin Navidad! Maldita killer trepadora; puto Grinch, que ha acabado con la Navidad de decenas de miles de profesores!

Deberíamos vengarnos. Deberíamos esperar a que pase el 6 de enero y, desde nuestras mesas de profesor, desde nuestras aulas, anunciar a todos los niños de Andalucía quién es el Grinch; quién es la Dama de Blanco; quién es la zorra que acabó con la Navidad. Podríamos vengarnos informando a nuestros alumnos en profundidad acerca de qué son los ERE falsos; qué, los cursos de formación; cómo se han gastado el dinero los sindicatos UGT y CCOO durante años; para qué sirve una Agencia como IDEA, o EGMASA; a qué se han dedicado en Invercaria; cuántos familiares de Chaves están colocaditos en sitios estratégicos; por qué huyó Griñán; quién ha colocado ahí a la Susánida...

Y, por supuesto, decirles a todos los chiquillos que los reyes son los padres.

...Podemos.

lunes, 20 de octubre de 2014

...Había que destruir a Excalibur!!!




Primer Tranco

Todos los cooperantes españoles que resulten afectados por una enfermedad o lesión en el extranjero tienen derecho a ser repatriados urgentemente y cuentan con todas las garantías de ser atendidos y cuidados en España. Y cuando digo cooperantes, digo también misioneros y religiosos, cuya labor de ayuda en los países que padecen miseria es extraordinariamente relevante.

Esto no lo digo yo: lo dicen las Leyes españolas. Mi opinión al respecto –más bien, los matices de la misma- puede ser más o menos polémica; pero, en definitiva, asumo que, como españoles residentes en el extranjero, gozan de ese derecho y deben ser, como marca la Ley, repatriados.

En el caso del virus del ébola, la Ley no hace distingos: por muy agresivo que sea el virus y por mucho que en España, ni en el resto del mundo, no se disponga de un tratamiento que garantice la cura de esta infección mortal, los afectados por el mismo, siempre que sean españoles y que manifiesten su voluntad de ser repatriados para intentar curarse, serán traídos por el Gobierno de España con todas las medidas de seguridad posibles para el resto de la población.

Los misioneros Pajares y Viejo, ambos infectados, ambos religiosos, ambos repatriados y ambos fallecidos tenían, pues, todos los derechos a regresar a su país. Si los infectados hubieran pertenecido a las oenegés Médicos sin Fronteras, ACNUR o cualquier otra, habrían sido igualmente repatriados y tratados hasta su cura o su muerte. El riesgo para la población habría sido el mismo. Aunque me juego el cuello a que las protestas de la vergonzante izquierda (la melancólica y la extrema) no habrían tenido lugar. El hecho de que hayan sido dos religiosos ha azuzado los viejos fantasmas anticlericales de los que aún se nutre nuestra penosa izquierda española, tan obsoletos como ridículos hoy día.

La habitación del último misionero fallecido no quería recogerla ni limpiarla nadie; nadie del personal sanitario del Hospital Carlos III. Una voluntaria, Teresa Romero, de hermoso nombre español, dio un paso al frente; le pusieron un traje de astronauta en carnavales que tenía las mangas cortas; le explicaron en un cursillo acelerado -a la española: como se suelen hacer aquí las cosas- qué era lo que no debía hacer. Y veinte minutos después, convertida en una experta en gestión de crisis infecto-contagiosas, entró a recoger y limpiar la habitación en donde el misionero había muerto tras grandes padecimientos.

Teresa se tocó la cara con los guantes al quitarse el traje de astronauta. Se ve que alguna sustancia húmeda le tocó las mucosas. Y se infectó. Luego, se fue a su casa y comenzó sus vacaciones. Se empezó a sentir febril y decidió, conjuntamente con su marido, un médico, dormir aparte de éste. Por si acaso.

Como no mejoraba, fue a su médico de cabecera. No se atrevió a decir “hola, soy la auxiliar de enfermería que ha estado en contacto con el padre Viejo, recientemente muerto a causa del ébola en el Carlos III. Soy la que ha limpiado la habitación del misionero tras su muerte”. Y, claro, la médico le recetó Paracetamol y la mandó a casa. 

Teresa regresó a su hogar; pero también fue a depilarse, como si tal cosa! Y luego empezó a sentirse mucho peor. Una ambulancia la llevó de nuevo al hospital y, por fin, la ingresaron. Le hicieron los análisis y… Bingo! Tenía el ébola! Poco después, su marido, Javier Limón, médico, decide ingresarse cautelarmente.

Lo que vino después: medios de comunicación rabiosos; tuiteros alarmistas; calumniadores calumniando; políticos reprochando a políticos; y el Consejero de Sanidad (menudo pájaro!) metiendo la pata hasta las trancas y poniendo de manifiesto qué significa no haber entendido nada acerca de qué sea la Política.

La Ministra Ana Mato, tocada por la trama Gürtel –de la que aún no se ha repuesto-, balbucía datos y posibilidades; e, incapaz de establecer un Comité científico de urgencia con un experto que dirigiera toda la operación, tuvo que ser sustituida (qué vergüenza!), in media res, por la mismísima Vicepresidente del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cuya resolución y capacidad –qué hace esta mujer en el PP?- le permitieron dar los pasos adecuados (más vale tarde que nunca!) para intentar meter la situación en cintura y que no muriera toda la población española en un mes (aunque aún no sabemos aún qué va a ocurrir en las próximas semanas).

En mitad de este argumento de película alarmista norteamericana, la Comunidad de Madrid, cuyo consejero, Javier Rodríguez (otro nombre netamente español, aunque menos hermoso), ya había manifestado toda suerte de sandeces e inconveniencias, decide entrar en la casa de Teresa Romero, en donde estaba tranquilamente Excalibur, el perro del matrimonio, al que su dueño, antes de ingresarse voluntariamente para que lo aislaran hasta que se vea si está o no infectado, le había dejado unos cubos con agua, la bañera también llena de agua y comida en abundancia. Pobre animal! La Comunidad de Madrid, como decía, decide entrar en el piso de Teresa y Javier para sacrificar al perro, sin saber si está o no infectado; sin detenerse a reflexionar si sería mejor analizarlo antes. Javier se entera y graba un vídeo con el móvil, desde su aislamiento, pidiendo que no sacrifiquen a su perro; lo publica y… arde Troya! Pérez-Reverte incendia las redes con su genial tuit: “Propongo poner el perro en observación y sacrificar a la ministra. No hay color.”

Corre la voz en Twitter y se levanta, en cuestión de minutos, una campaña espontánea que quiere evitar a toda costa el sacrificio de Excalibur: dueños de perros y gatos; animalistas (qué será eso?); buenistas y perroflautas de todo jaez se concentran a las puertas del domicilio de Teresa Romero y Javier Limón para hacer frente a los asesinos de perros enviados por la Consejería de Salud de Madrid y escoltados por los cuerpos de Seguridad. Un follón de mil demonios que se salda con unos cuantos detenidos y con Excalibur camino del ara sacrificial.

Esa misma tarde, nos enteramos por Twitter (por qué otro medio, si no?) de que han sacrificado e incinerado al pobre Excalibur. Pobrecillo! Y se monta la de Dios es Cristo en las redes! #SalvemosaExcalibur se convierte en trending topic mundial!!! Todo el planeta Tierra está pendiente del sacrificio de un perrillo de Alcorcón!!! La indignación de Occidente es total: la inoperancia española a la hora de atajar una crisis sanitaria que puede acarrear gravísimas consecuencias acaba haciendo mártir a un pobre animal doméstico al que ni siquiera se le ha hecho un simple análisis de sangre!!! Spain is different. Por desgracia. Todavía.



Segundo Tranco

Excalibur era la espada del rey Arturo, como ustedes sabrán. Una espada que, según la leyenda artúrica, estaba incrustada en un yunque, y éste en una roca de mármol. Era imposible sacarla de donde estaba. Sólo aquél que estuviera marcado por el Destino para llevar a los habitantes a unirse en una gran nación, podría arrancarla de allí.

El resto de la leyenda ya lo conocen: Arturo, que acude como escudero de su hermano Kay, olvida la espada de éste en su casa y busca una espada que la sustituya, pues Kay se ha presentado a luchar por el derecho a intentar arrancar la que está incrustada en el yunque. Inocentemente, Arturo encuentra cerca de donde se están celebrando las justas una espada clavada en una masa del bosque. La arranca sin esfuerzo y se la lleva a su hermano. De inmediato, todos reconocen que esa espada es Excalibur y obligan a Arturo a volverla a clavar y a volverla a arrancar de allí, cosa que vuelve a hacer ante los atónitos ojos de todos.

Lo proclaman rey, aunque algunos señores feudales se niegan a reconocerlo como tal. Arturo, entonces, comienza una serie de guerras locales y acaba con la resistencia de los nobles levantiscos, consiguiendo así unificar el Reino y establecer leyes y normas que darán origen a muchos años de paz y prosperidad.

Hasta aquí, la leyenda. Por descontado, los historiadores están divididos: unos creen que es sólo una leyenda; otros, hablan de un tal Artorius, un general romano establecido en Britania que comandaba un ejército sármata; algunos dicen que era un tal Gowind no-sé-cuántos, un rey del siglo II d.C., conocido por su arrojo y su inteligencia en el combate como Arth-gur (el hombre-oso); este Arth-gur existió realmente y realizó gestas memorables. En cualquier caso, lo que me interesa no es la documentación historiográfica (siendo apasionante, que lo es!), sino el significado de Arturo y de su Excalibur.

El rey Arturo representa el primer intento serio del pueblo que actualmente conocemos como inglés (británico, más exactamente) para unificar un gran territorio que caminaba lleno de conflictos, dotarlo de Leyes y articularlo como una Nación; una Nación en la que tuvieron cabida los britanos, los anglos, los sajones, los jutos, y en menor medida los celtas y los latinos; y todo esto mucho antes de que los invadieran los normandos, ya en el siglo XI.

Arturo es la voluntad conciliadora; la inteligencia unificadora que desprecia lo inútil de las guerras intestinas que a nada llevan más que a la parálisis económica y social. Arturo arranca la espada Excalibur como quien arranca el inmovilismo y la pereza social de todo un pueblo para blandirla como espuela que aguijonee la propia estima como Nación. Arturo sobrepasa los rencores locales, las luchas feudales caprichosas e insufla en sus súbditos el espíritu de la Ley, que a todos iguala. La Mesa Redonda no es más –ni menos- que el símbolo de la voluntad del líder de vivir entre iguales a costa de otorgar derechos a sus contemporáneos. Un escándalo!

Excalibur es la herramienta que simboliza la Auctoritas; la espada mágica que contiene la energía vital capaz de dotar de contenido a un pueblo, de unificar y articular las diversas culturas del momento en aras de un espíritu común. Cuando Arturo perdió su espada, el Reino cayó en la Oscuridad. Es decir: una vez perdida la Auctoritas, comienza a hacerse uso de la Potestas, que, en mi opinión, es sinónimo de Caos.

Tercer Tranco

La situación que vive España, mi nación, se sostiene porque desde hace tiempo, mal que bien, pertenecemos y estamos ligados con hilos invisibles a un concepto superior que es Europa. De no ser así; de haber permanecido con moneda propia –la peseta!- y sin los derechos y obligaciones que se derivan de compartir destinos políticos con esa idea compleja y de difícil realización que es la Comunidad Europea, la situación que vive España en estos momentos habría ya estallado en forma de una nueva guerra civil u otro conflicto de graves consecuencias para todos.

Porque lo que ocurre en España, mi país, es de una gravedad y una complejidad que a cualquier observador internacional le hace llevarse las manos a la cabeza: un Estado que contiene 17 mini-Estados con toda su parafernalia y todo su gasto; éstos, a su vez, llevan 30 años manejando el dinero público a oscuras y sin posibilidad de vigilancia ni control alguno. Muchas de estas 17 repúblicas monárquicas (porque ésta es la situación, por muy absurda que parezca) han construido y mantienen una Administración paralela a través de la cual financian el partido político que gobierna dicha región y, merced a la ausencia absoluta de control del gasto público (la Administración paralela no tiene funcionarios, sino contratados arbitrariamente elegidos!), se llevan enriqueciendo políticos, altos cargos, directivos, sindicalistas, alcaldes, diputados, etc. desde hace nada menos que tres décadas! …El pueblo, mientras, ve fútbol.

La Justicia, durante estas tres décadas (la Treintena Negra, como yo la llamo), ha vuelto la cara hacia otro sitio por la sencilla razón de que hay jueces del Tercer y Cuarto turnos (nadie me pregunte qué narices significa eso!) que han accedido a la Judicatura no por oposición, sino por designación. Por designación… de los partidos políticos!!! Se deben, pues, a éstos! Al igual que las Cajas de Ahorro, que fueron pobladas y gestionadas por políticos de carné; en todas las Comunidades Autónomas. En todas! Y han arruinado, con su interesada gestión, a los españoles. Nos han llevado a la quiebra como país.

Los casos de corrupción son innumerables, infinitos; las cifras de lo que nos han robado a los españoles son astronómicas! Los medios de comunicación, subvencionados (cuando no directamente comprados!) por grupos mediáticos nacidos en el seno de los grandes partidos, pasan de puntillas ante cadáveres calcinados y hediondos sin mencionarlos.

Mientras tanto, la superioridad de la raza catalana es expresada en innumerables demostraciones de capacidad organizativa; la amenaza de secesión comienza a ser un hecho: el Gobierno de Cataluña, financiado por el Estado español, crea una novísima Historia de España, difunde un eslogan exitoso (Espanya ens roba) y concentra todas sus fuerzas institucionales y mediáticas (pagadas con el dinero de mis impuestos) en proclamarse víctima y sentirse superior, simultáneamente: la misma estrategia que puso en práctica Adolf Hitler; sólo que éste sí se basaba en el penoso trato que habían recibido los alemanes tras el ominoso Tratado de Versalles, mientras que los nacionalistas catalanes fundamentan toda su animadversión en una Realidad Paralela que jamás existió.

Con una falsa Democracia, que no permite una verdadera representatividad del ciudadano; con una Ley Electoral que castiga al español medio y favorece al votante nacionalista; con una Constitución que, única en el mundo, establece marcadas diferencias entre españoles (el Fuero Navarro; la singularidad catalana; el Concierto vasco); con una Ley de Partidos que blinda a éstos contra cualquier intento de instauración de una verdadera Democracia; con un Tribunal Constitucional que ha atentado contra la unidad de España en numerosas ocasiones; con una Justicia que sistemáticamente protege a los ladrones de cuello duro; con unos bancos que, pese a haber sido rescatados una y otra vez con el dinero de todos, siguen sin dar crédito a los emprendedores; con una izquierda enferma que presenta como lo más cool del momento a unos discapacitados políticos que babean ante la figura hinchada de Hugo Chávez; con una derecha en cuclillas en un rincón, preguntándose entre balanceos insanos quién soy, quién soy; con unos nazis disfrazados de guays cuyo fuero interno grita yo soy catalán y por lo tanto soy superior a ti; con unas instituciones vascas, pagadas por todos los españoles, que sienta en los escaños de su Parlamento a etarras mal reciclados; y, enfín, con un Gobierno estupefacto que se pregunta cada día para qué sirve la mayoría absoluta, aparece el virus del ébola en Madrid y al lumbreras de turno no se le ocurre otra cosa que sacrificar a un pobre perro. Sin analizarlo. Sin mediar palabra. Sin piedad. Sin explicaciones.


Tranco Final

Quién arrancará la espada Excalibur del yunque opresivo que conforma la estructura partidista y partitocrática española? Qué Arturo luminoso y certero podrá blandir a Excalibur para traer a los españoles una nueva Ley Electoral? Qué nuevo Artorius podrá abrir un proceso constituyente del que resulte una joven Constitución que separe definitivamente los poderes y arranque de sus entrañas los privilegios supuestamente históricos como se arrancó el derecho de pernada?

España necesita un nuevo Arturo que acabe con los nobles levantiscos, con los nacionalismos, con las miserias regionales, con la corrupción que emana inevitablemente de la ausencia absoluta de separación de Poderes; un líder político que comprenda que la instauración del control entre los diferentes Poderes garantiza la limpieza en las Instituciones. España necesita entender que la desconfianza es el concepto sobre el que se sustenta la verdadera Democracia, que aún no conocemos! Los españoles tienen que volver a encontrarse con su Nación; y no porque ésta haya sido la más extensa y poderosa del Orbe en su momento, sino porque tienen derecho a sentirse españoles, como los franceses se sienten franceses y los norteamericanos, norteamericanos.

Pero, de momento, no sólo no aparece en el horizonte figura alguna comparable a la de Arturo, sino que nuestros miserables políticos, nuestros políticos pequeños han entrado como una horda de bárbaros en el bosque, y como su incompetencia manifiesta no les ha permitido arrancar la espada Excalibur, la han rociado con gasolina y la han calcinado.

La supervivencia de todos éstos se basa en que no haya una Excalibur que blandir, ni un Arturo que la arranque de la piedra! Que hayan sacrificado a ese pobre perro sin dar tiempo a análisis alguno no sólo constituye un acto de despotismo sin precedentes (un perro es un miembro de la familia), sino que establece una curiosa sincronicidad: había que destruir a Excalibur como fuera!


Eduardo Maestre


Jerez de la Frontera.
12 de Octubre de 2014. 
Día de la Hispanidad.

martes, 27 de mayo de 2014

Podemos... joderos vivos!


La irrupción del partido político Podemos, encabezado, creado, pergeñado, ideado y lanzado al estrellato de la red y los medios de comunicación tradicionales por Pablo Iglesias, ha sido, en mi opinión, lo más destacable de los resultados de las últimas Elecciones europeas, cuya campaña, por demás, ha sido la más penosa y deprimente de la reciente historia de la Democracia (sic) española; y conste que las campañas electorales españolas, todas, han tenido un nivel tan bajo de interés político que se estudiarán como modelos de encefalograma plano en el futuro -si es que no se estudian ya en los países que sí disfrutan de democracias verdaderas.

Otro hecho destacable es la muerte por asfixia interna del partido socialista, partido que dejó agonizando Zapatero en manos del taxidermista Rubalcaba para que éste le extrajera los órganos vitales y los ojos y lo rellenara de estopa, a fin de poder colocarlo en cualquier estantería sin que oliera demasiado mal.

Pero este breve artículo no es para hablar de necrosis, sino de este extraordinario partido Podemos, de Pablo Iglesias, un madrileño de 35 años que por lo visto da clases en la Universidad Complutense, la de los cadáveres hacinados.

Si no han leído ustedes el Programa de este singular partido, les recomiendo que pinchen el enlace ad hoc y le presten atención; no es muy largo. Y merece la pena, porque en él se despliega... todo un universo de color y fantasía! Parece que se hubieran reunido alrededor de una mesa abarrotada de copas de Fundador diecisiete universitarios de los 70', pelo a lo afro y patilla exuberante, y hubieran escrito en las servilletas del bar todas y cada una de las ideas más excelsas que un corazón joven e incauto pudiera soñar!

Algunas de las propuestas, no lo puedo negar, son interesantes. Y justas, ciertamente. Pero la gran mayoría, en mi opinión, son disparates de calibre grueso. El lenguaje con que se expresan da idea de la estructura totalitaria que domina la formación. Utilizan profusamente las siguientes palabras: "prohibición", "prohibiremos", "se prohibirá"; así como "supresión", "reconversión", "ilegalización" y, especialmente, "control".
Prohibir, controlar, suprimir e ilegalizar son, pues, los recursos más socorridos de estos admiradores de Hugo Chávez, el golpista venezolano recientemente muerto, y de Fidel Castro, ese gran libertador de su propia familia que ha decidido, como Raphael, no morir jamás.

Las empresas son, a lo que parece según el programa de Pablo Iglesias, el objetivo a batir. Si éste trincara el Poder en algún momento, los empresarios y sus familias deberían (es un consejo) abandonar España con lo puesto, inmediatamente, pues ya podrían olvidarse de obtener beneficio alguno por su trabajo e iniciativa personal. Los colegios concertados, cierre inmediato. La Iglesia, a las catacumbas. Los inmigrantes, todos con casa y manutención sine die. La Sanidad, gratis total para todos los europeos, turistas e inmigrantes. La ayuda internacional, no se sabe con qué dinero, se multiplica exponencialmente; especialmente en los países comunistas y socialistas. Los israelíes son unos asesinos; los palestinos, unas almas cándidas. El Sáhara, independiente. La cultura suramericana populista, y los países del Magreb, como modelos de relaciones internacionales. El Banco Central Europeo, nacionalizado; la tierra, ocupada y repartida. Y así, un largo etcétera de desiderata quinceañeros asombrosos.

Por descontado, los territorios europeos, todos, tienen derecho a decidir su futuro como naciones. Esto, de ponerse en práctica, sólo afectaría a España, claro. Imagínense ustedes los referenda simultáneos que dejarían esta Nación antiquísima que aún es España convertida en cantones en cuestión de un mes. No sólo Cataluña y Euskadi se independizarían a los tres días de la llegada al Poder del de la coleta y sus secuaces, sino hasta el barrio de la Puerta Carmona sevillano en el que nací se declararía Cantón Independiente!

Se nacionaliza y se reconvierte en gestión pública (o sea: de los del apparatchik de Podemos) desde la Banca hasta las Cajas de Ahorro; desde la Sanidad hasta las Universidades. Los medios de comunicación (también los que le han dado a Pablo Iglesias el éxito instantáneo en estas elecciones) tendrán sus comités de control y no podrán generar beneficios excesivos, así como las empresas extranjeras instaladas en España (si es que quedara alguna al llegar éstos al Poder!), que tendrán auditorías periódicas para el reparto equitativo de beneficios.

Enfín (todo junto y acentuado, sí): que Venezuela y Cuba parecerían Chicago y Boston al lado de la España que este joven fundamentalista quiere para nosotros y nuestros hijos. Uffff...

No me parece mal que este político recentísimo tenga carácter y se exprese muy bien (hechos, ambos, innegables); ni que tenga, como dicen por ahí los medios, un ego gigantesco; egos gigantescos los han tenido todos los dictadores: desde Hitler a Fidel Castro; desde Pol Pot hasta Stalin; desde Franco hasta Mussolini. Y también los grandes estadistas del XIX y el XX. Un ego crecido no es síntoma, necesariamente, de imbecilidad. El problema es que este tipo de hombres no cree en la libertad del individuo; este tipo de personajes piensa que todo el mundo es un perfecto inútil y hay que resolverle la vida desde el Estado: un Estado hipertrofiado, gigantesco, de un paternalismo infinito y con una capacidad cósmica de intromisión en cada aspecto de la vida del ciudadano, asfixiando la Soberanía y reduciendo la capacidad de acción del individuo a cenizas.

Por otra parte, es asombroso que un tipo que canta las bondades de golpistas y asesinos como Hugo Chávez, Castro y demás dictadorzuelos comunistas haya tenido a su disposición un par de cadenas de televisión nacionales a diario, en todo momento y a todas horas, para difundir su tóxico concepto de Política; concepto que se reduce, en mi opinión, a tres parámetros esenciales: control absoluto del individuo; amputación total de la posibilidad de emprender nada; y asunción e instrumentalización de la Soberanía por parte del aparato de un Estado gigantesco y omnipresente.

Yo, como liberal que soy, no puedo menos que sopesar seriamente la posibilidad de acercarme a la Comisaría más cercana y denunciar a este tío totalitario e iluminado, a este gestor de la desdicha del individuo; denunciarlo por apología del terror totalitario y ensalzamiento de la Dictadura comunista. Sus ídolos son mis hombres del saco; sus modelos son mis demonios; su oscura visión del futuro es mi sofocante idea del Apocalipsis. Que haya conseguido más de un millón doscientos mil votos en España es un serio aviso de que algo gravísimo revolotea sobre la cabeza de los españoles.

En Francia tienen ya su Le Pen. En España, nuestro Pablo Iglesias. ...Un escalofrío recorre Europa.

jueves, 22 de mayo de 2014

Otro insulto a los andaluces.



Ya he denunciado en ocasiones la insistencia en insultar a los andaluces en la televisión. Y, una vez más, me siento ante el teclado para denunciar un nuevo insulto a este desgraciado pueblo sin defensores que es el pueblo andaluz.

En una nueva serie de Antena 3, cuyo título es Sin identidad, se expone una especie de nueva versión, modernizada y algo descafeinada, de El Conde de Montecristo. En esta ocasión, es una mujer la que busca venganza; su apellido, para que no quede duda del paralelismo con la obra de Dumas padre, es Dantés.

Mercedes Dantés, encarnada en la bellísima Megan Montaner, se percata, ya con 26 añitos, de que es hija adoptada; y busca a su madre con gran afán. Pese a los obstáculos que encuentra en su búsqueda (un convento en el que las monjas llevan décadas vendiendo recién nacidos a gente con pasta; intereses políticos; jueces y abogados comprados, etc.), Mercedes Dantés encuentra a su madre, Fernanda, encarnada por una Victoria Abril metida en formol.

Hasta aquí, no hay nada que decir. El problema, como siempre, es que esta tal Fernanda ha sido puta toda la vida; recientemente, regenta un bar de pueblo junto a su hija asmática. La hija tiene un novio: un macarra excarcelario; un chorizo violento. Todos son andaluces. Todos, de un supuesto pueblo de Jaén.

Al margen de que el acento de los supuestos jiennenses es mucho más de Sevilla capital (del extrarradio de Sevilla, me atrevería a decir) que de Jaén (cualquier andaluz distingue a la primera palabra si el que habla es de Andalucía Oriental u Occidental!), lo triste de todo este asunto es que, una vez más, los andaluces sólo aparecemos en las series de Antena 3 (y de Telecinco; y de Cuatro; y de la Sexta...) si hace falta sacar a una puta, a un chorizo, a un macarra, a un traficante o a un gilipollas.

No hay manera de ver a un andaluz, en una serie, haciendo un papel serio o en un rol protagonista! Siempre le confían el clásico personaje cortito de entendederas; o banal, o frívolo, o torpe. Y esto, en el mejor de los casos: la mayoría de las veces, como ya he dicho, los andaluces aparecen en estas series (y en casi todo el cine español) dando vida al repugnante mundo del hampa. Como si aquí en Andalucía no hubiera hombres y mujeres trabajadores y gente normal!

Nos han relegado a aparecer como chorizos, sinvergüenzas, vagos y putas. Y, efectivamente, en Andalucía hay chorizos, sinvergüenzas, vagos y putas!!! Como en toda España!!! O es que no hay ladrones en Cataluña? O es que no hay putas en Bilbao? O es que no hay sinvergüenzas en Valladolid?

Por qué no se atreven a ponerles a estos personajes, para variar, un claro acento catalán? A que no recuerdan ustedes a un vasco haciendo de traficante en ninguna serie? O a una catalana haciendo de puta? Claro que no! Bien que se cuidan, en estas empresas de producciones televisivas, de no mosquear a los vascos ni a los catalanes! Siempre nos tienen a nosotros, los andaluces, para ponernos el pie en el cuello subliminalmente!

Hasta en los dibujos animados, los personajes más abyectos tienen acento claramente andaluz; vean, si no, el infame personaje Cletus, de la maravillosa serie Los Simpsons! Cletus y Brandine, su compañera, son dos paletos norteamericanos que viven amancebados y llenos de hijos analfabetos en el extrarradio de Springfield; representan lo más alejado de la civilización; son incestuosos, abominables y repulsivos. Y qué acento han elegido, para su doblaje? Catalán? Vasco? Gallego? Vallisoletano? Aragonés? Noooo! Tienen acento andaluz!!! Claaaaro!! Cómo no? Lo más abyecto de la sociedad norteamericana sólo puede ser entendido en toda su plenitud, al verterlo al español, si está acompañado de un claro acento de Andalucía.

Y nadie protesta!!! No hay ni un político andaluz que ponga el grito en el cielo! Ni una asociación en defensa de la dignidad de los andaluces! Nadie. Un silencio cósmico y resignado, que indica aceptación e indolencia, es toda la respuesta. Incluso habrá andaluces a los que este sistemático insulto les hace gracia!

Así que, de nuevo, una choni asmática y resentida; su novio, un chorizo carcelario y violento; y la madre de la choni, una puta acabada y greñuda con más pinta de homeless yanqui que de deshauciada española, concentran dentro de sí mismos todo el lumpen español; y todo ello, adobado con un fortísimo acento andaluz occidental (pese a situar la acción en Jaén), para que no se nos olvide a los andaluces que somos la hez de la tierra, la escoria de España; para que no se les olvide al resto de los españoles que lo más abyecto de nuestro país sigue residiendo en Andalucía, esa tierra casi africana en la que no hay defensores de la dignidad, ni voces que se alcen contra este insulto constante; ni políticos que velen por nuestro amor propio como ciudadanos; ni instituciones que guarden la imagen de un pueblo que un día fue el centro del mundo.

Nada: sólo resignación y silencio. Y muchas putas, chorizos y descerebrados llenando las series y el cine español de un hediondo e irrespirable acento andaluz.

martes, 20 de mayo de 2014

Mi Rey, mis negocios.



Vaya por delante que no soy monárquico; que creo que una República es algo más sano y moderno, más inmediato al ciudadano que una Monarquía. Pero soy persona de orden (que se decía antes) y acepto la situación del Estado español sin aspavientos ni banderas, y con la esperanza de que en algún momento encontremos un punto de inflexión incruento en el que virar hacia un modelo más acorde con nuestro tiempo. Dicho lo cual...

Me parece fantástico que el Rey Don Juan Carlos viaje a los países árabes acompañando a los empresarios españoles con el fin de romper el hielo musulmán y hacer de pontífice (que tiende puentes) entre éstos y aquéllos. Es magnífico que estos musulmanes, hipermillonarios hasta la náusea, sólo quieran recibir en sus geométricas y doradas estancias a personas de sangre real. Ello hace que nuestro Rey sirva a su país como mediador, relaciones públicas y embajador. Para algo práctico debía servir la Monarquía! No sólo como tótem para nostálgicos de épocas pretéritas!

Estupendo, pues. Pero...

Cuando mi Rey acompaña a empresarios españoles a estos países medievales lo hace para que estos hombres de negocios sean recibidos, atendidos y escuchados sin peligro de que cualquier jeque de éstos les manden cortar la mano izquierda por un descuido comiendo cordero. Don Juan Carlos actúa de escudo protector, de guía espiritual y de abogado de almas, pues hace décadas que entabló amistad con estos tiranos del medioevo; o con los padres de éstos; y le conceden su confianza por la sencilla razón de que es un Rey. Un Rey europeo, para más inri. Un Rey de los de antes!

Pero cuando mi Rey lleva de la manita a estos mercaderes a hacer negocios "para España", mi Rey lleva en el bolsillo de su carísima chaqueta la Soberanía de los españoles: mi porción de Soberanía nacional. Don Juan Carlos soporta en su ajada columna vertebral la Soberanía de todos los españoles, y, cuando mete la mano en el couscous saudí mientras gasta una broma real, además de estar contribuyendo a que los dineros saudíes se los embolsen los constructores españoles, está comiendo couscous soberanamente; es decir: todos los españoles nos concentramos en esa porción de couscous que el monarca se embucha en su real garganta.

Por lo tanto, somos todos los españoles, representados en la egregia figura de nuestro Rey, los que abrimos el camino a estos empresarios para forrarse con el AVE a la Meca, con la construcción de la-Mezquita-más-grande-que-vieronlos-Siglos o con la ampliación del Metro de Abu Dabi.

Y eso me parece bien. Me alegra que los españoles hagamos negocios boyantes en todo el planeta. Y, seamos pragmáticos: aunque haya que taparse las narices; porque para estrechar la mano de aquéllos que aún obligan a las mujeres a ir tapadas de arriba abajo; para firmar acuerdos económicos con quienes no han levantado un dedo contra la lapidación a las mujeres adúlteras; para llegar a acuerdos con quienes no dudan de la bondad de ahorcar a las mujeres musulmanas que se han casado con un cristiano, hay que tener estómago, eh?

Seamos prácticos; seamos racionales; apoyemos a nuestros empresarios: muy bien. Pero si van con un sherpa real que les abre el camino para que puedan coronar estos ochomiles complejísimos, deben aceptar que es el Pueblo Soberano Español el que, a través de la figura del Rey Juan Carlos, les está abriendo las puertas de las alcobas de estos jeques antidemocráticos y absolutistas.

Por lo tanto, y siguiendo con la lógica empresarial, estos hombres de negocios, estas empresas ciclópeas, estas constructoras megalíticas deben dar algo a cambio a los españoles. Es decir: nosotros les prestamos al Rey, que es lo mismo que prestarles nuestra Soberanía, para que den un uso de Él (de Ella); un uso claramente beneficioso para sus planes empresariales. Muy bien. Pero creo que no está claro aún qué recibimos los españoles a cambio de esta cesión utilitaria de nuestra Soberanía común.

Alguien sabe si estas empresas tienen firmado con el Estado español algún convenio de intercambio de beneficios? Es decir: nuestro Rey les sirve de mamporrero en los bussines, y, a cambio, esas empresas se comprometen a construir algún centro cívico? Algún hospital infantil? Alguna Universidad? O campos de deporte; o parques y jardines? O se comprometen a financiar la investigación contra el cáncer? Enfín... Algo?

Me suena a mí que no. Y de nada nos sirve que alguien diga que los beneficios de esas megaconstrucciones son ingresados en cuentas bancarias españolas; o que Hacienda recibe su parte proporcional al final del Ejercicio anual. No, por Dios! Porque eso se da por sentado! Faltaría más! Lo que nos quedaba es que esos miles de millones de euros fueran a parar a paraísos fiscales que no tributaran a la Hacienda española!

Me refiero a que, además de tributar (yo tributo, tú tributas, etc.), estos empresarios claramente beneficiados por mi Rey, por mi Soberanía, deben dar, a cambio, algo que redunde en beneficio de aquéllos en quienes la Soberanía reside. Y no sólo la tributación a Hacienda; ni que el capitalazo ganado se mueva por los bancos españoles (que ya eso no es como antes! Porque no dan crédito alguno!), sino que se comprometan por escrito y ante notario a devolver al pueblo español parte del inmenso beneficio que la presencia y mediación de nuestro Rey les ha permitido ganar. Y que, sin ese pontificado real, jamás (que quede claro: jamás) habrían logrado.

Dicho lo cual, creo que estamos en condiciones de exigir a estos empresarios de alcance internacional no sólo que cumplan la Ley fiscal y tributen en España (que eso se les supone!), sino que agradezcan nuestra cesión de la Soberanía edificando para los españoles, aportando capital para la investigación, construyendo colegios, carreteras, hospitales o centros geriátricos. Porque algo han de dar a cambio.

Y si no, que no cuenten más con el Rey Juan Carlos -con mi Rey- para hacer negocios; porque están utilizando mi Soberanía sin mi permiso!

martes, 6 de mayo de 2014

Helecho diferencial


Haber nacido en España es -como haber nacido en Francia- un accidente. Pero que nadie se engañe: ser francés siempre ha sido más fácil que ser español. Mucho más fácil! Dónde va a parar?

Ser español (ya lo dije en mis vídeos) es tremendamente difícil: además de sufrir los inconvenientes del mal divorcio que se ha ido forjando entre la Política y la Ciudadanía; además de soportar durante décadas el expolio de las arcas públicas por parte de una verdadera mafia institucional; además de haber dado por imposible que la Justicia ponga en su sitio a los políticos que durante décadas expoliaron las cajas de ahorros, a los banqueros estafadores, a los terroristas irredentos, a los sindicalistas hartos de marisco, a los concejales enriquecidos ilícitamente; además de pagar con nuestro sueldo los desmanes financieros en que incurrieron otros; además -digo-, tenemos que sufrir, a diario y desde hace décadas, a los nacionalistas.

El nacionalismo -también lo he dicho: por activa y por pasiva- debería estar tipificado, junto al terrorismo y al fundamentalismo, como delito, pues entre sus muchas vilezas está la de surgir por obra y gracia de un sentimiento de superioridad frente a aquéllos con los que los repentinos nacionalistas llevan conviviendo durante siglos. La esencia del nacionalismo no es otra que la siguiente afirmación: yo soy mejor que tú. Y la destrucción del con-vecino es el medio directo para conseguir su fin, que no es otro que suplantar al Estado que desgarran para convertirse en otro Estado idéntico. Esto es: no acaban con el Estado para implantar un modelo mejor, sino para detentar los mismos privilegios del Estado al que destruyen!

Pero de los muchos aspectos que ofrece el Nacionalismo para analizar, hay uno que me ha parecido siempre especialmente sangrante e insultante: ése que se resume y concentra en lo que ellos llaman el hecho diferencial. El hecho diferencial catalán... Bien. Pero qué narices es un hecho diferencial?

Un hecho diferencial, a priori, es una realidad de facto que hace que un pueblo se diferencie con claridad y contundencia de los demás pueblos que conforman el Estado del que forman parte. Como si en España, verbigracia, vivieran siete millones y medio de yanomamis en taparrabos: sus cerbatanas, sus pelados a la taza, su corta estatura y su intrincado idioma los harían inmediatamente diferentes al resto de españoles; eso es evidente. Yanomamis? Sí: yanomamis!

Como si fueran yanomamis, los nacionalistas catalanes aducen para defender este hecho diferencial unos parámetros que los distinguen claramente del resto de los españoles; a saber: un idioma propio; una cultura y folclore propios; una Historia propia y exclusiva que -por lo visto- refrenda cientos, miles de años de independencia anteriores a su anexión (sic) al Reino de España. Aducen también una situación de injusticia y opresión insufrible por parte del estado español, con el mantra Espanya ens roba (España nos roba) como runrún repetitivo y reivindicativo; etc.

En resumen: aquello a lo que los independentistas catalanes llaman el hecho diferencial es, en su opinión, una serie de realidades irrefutables e indiscutibles que, por descontado, no aguantan ni el más ligero análisis. Veamos.

Tienen un idioma propio: el catalán, que es un dialecto derivado del lemosín, románico. Los gallegos, acaso, no disfrutan también de idioma propio? Y qué decir de los castellanos? Y los valencianos? Y los baleares? Y los canarios, con el guanche? Y si me apuran: qué decir de la fabla aragonesa? O del castúo, en Extremadura? Por no hablar del bable! O de las distintas hablas andaluzas, algunas de las cuales no entendería Dámaso Alonso, así resucitase!!! En Huelva y en Sevilla, sin ir más lejos, hay dos hermosos pueblos en los que yo, que soy sevillano de la Puerta Carmona (el centro de Sevilla), no entiendo ni una sola frase, así me cuelguen por los pulgares! Me encantaría contemplar a un leridano en Estepa intentando descifrar la pregunta "tú sabe chiflée?"

Por descontado, el euskera (o euskara, pues parecen no ponerse de acuerdo los vascos en este extremo), hablado por un pequeño porcentaje de la población vascuence, también es un idioma; aunque inventado en su mayor parte en los últimos 30 años. Recuerdo que en la Facultad de Filología, durante la asignatura de Lingüística, estudiábamos el euskera por el año 1981 como un idioma con no más de 400 voces (vaca, mamá, agua, piedra, Parabellum...) al que en esos días se le estaban añadiendo términos (camión-kamioi, ordenador-ordenagailua, etc.) y del que teníamos serias dudas de que sirviera para estudiar a Wittgenstein! Hoy día, miles de millones de euros después, se podría -claro que sí!- estudiar a Wittgenstein en euskera, aunque no se vea mucho interés por el filósofo en las calles de Basauri. Enfín...

Cataluña tiene un idioma propio, igual que Andalucía, Aragón y Valencia. Y qué? Eso no les diferencia del resto de los españoles más que a los gallegos de los extremeños. Pasemos, entonces, al siguiente hecho: una cultura y un folclore propios.
Quieren de verdad ustedes que les hable del Flamenco? De la Jota aragonesa? De las sevillanas, verdiales, fandangos... De la isa canaria? De las folías? De la muñeira? De los empalaos? De la saeta? De las lagarteranas? De las fallas? De la Feria de abril? De la semana santa vallisoletana? De la gaita gallega? De la gaita aragonesa? De la gaita del desierto de los Monegros? De las Cantigas de Alfonso X el Sabio? De la paella? De la ensaimada? De la sobrasada? De las papas con mojo picón? Del gazpacho? Del chotis? Del fandango minero? De la vendimia riojana? De las Fiestas de San Mateo? Del Cristo de los Legionarios en Málaga? De la tomatina? De los sanfermines? De San Andrés de Teixido? Del Camino de Sant Yago?

De qué estamos hablando? España es un país de performers! No hay día sin su fiesta, ni región sin sus bailes antiquísimos! Ni zona sin sus vinos; ni tierra sin sus quesos! La sardana la inventó José Ventura, un andaluz de Jaén, en 1817, para contrarrestar la jota, que arrasaba como baile regional. No podemos decir lo mismo de las sevillanas, que son una evolución de las seguidillas manchegas; ni de las dichas seguidillas; ni de la jota, la isa, las muñeiras, etc. etc. etc. Estas danzas son tan antiguas y tan verdaderamente populares (volk loore), que no pueden datarse ni nombrar a sus autores: son puro pueblo.

Pero claro que Cataluña tiene un folclor propio: como el resto de las regiones de España! No tiene la exuberancia del Flamenco, ni la brillantez de las jotas; pero es su fiesta, y en cuestión de sentimientos no hay más que decir. Pero de ahí a sentirse diferentes... Es decir: de ahí a afirmar, con la contundencia que sólo los pedantes tienen, que ellos son más diferentes que los demás... Vamos, vamos!

Y ya, el colmo: que tienen una Historia propia. Como si los demás españoles no la tuvieran!!! Es para morirse de risa! La única región de España (junto con los vascos, curiosamente) que jamás ha sido un Reino, viene ahora con unas ínfulas de haber sido independiente desde el Big Bang que sólo con abrir un libro de Historia no censurado por la Generalidad catalana se derrumban como un castillo de naipes marcados.
Asombroso! Como si los andaluces (por poner un caso) no hubiéramos sido un centro neurálgico de la Hispania romana, con tres emperadores que aportamos!!! Y luego, con los Omeya y el resto de la magnífica cultura árabe; amén de haber sido Corte de Fernando III y su hijo Alfonso X, Cantigas incluidas! Y si quieren ustedes, seguimos: Sevilla como el centro del mundo durante los Siglos de Oro; la distribuidora de las Américas! Y más tarde, las Cortes de Cádiz, en donde se refugió la Libertad y se construyó la Constitución más avanzada de sus días!

Hablamos ahora de la Historia del Reino de Valencia? O del de Navarra? O de Castilla? O del Reino de Aragón, que tánto tuvo que sufrir a la insurrecta y mal avenida burguesía catalana, que no hizo nunca otra cosa que oprimir a sus propios campesinos? Pero quiénes se creen que son éstos? Con quién creen que se están comparando? Cómo pueden decirnos al resto de españoles (que creamos el primer Estado moderno del mundo) que tienen más Historia que nosotros?

Y de qué opresión hablan? Si desde siempre han sido favorecidos por todos los regímenes! Con la Dictadura franquista especialmente! Franco dejó desangrarse a Extremadura y Andalucía para favorecer clara y contundentemente a los industriales vascos y catalanes! Y luego, con la llegada de la llamada Democracia, los nacionalistas catalanes (y vascos) no han dejado de beneficiarse del Estado español! Cómo que España ens roba? Hemos de sufrir este insulto constante a la inteligencia y a la Historia?

Si Cataluña se desgajara del Estado español y en unas décadas lograra adherirse a la Unión Europea, no tengan ustedes duda alguna de que en cuestión de unos años acuñarían la frase Europa ens roba. Porque el problema no es que estos separatistas sientan que tienen un folclore propio, ni que los castellets sean algo creado directamente por Dios (que con seguridad era de Manresa), no. El problema, el trasunto de la cuestión no es otro que la ausencia absoluta, entre estos prendas, de los conceptos de solidaridad, de bien social, de convivencia y equilibrio entre regiones. Cuando yo era pequeño, a éstos se les llamaba agarraos, tacaños, de la cofradía de la Virgen del Puño. Ahora se les conoce como insolidarios. Y de ser por fin independientes y pertenecer a un orden superior como lo es la Unión Europea, a la hora de soltar los dineros para contribuir al bien común y equilibrar la situación de países como Polonia, Grecia o Irlanda, tardarían 10 minutos en soltar lo de Europa ens roba: no lo duden!

Y no olvidemos que Europa es un monstruo que se está forjando a sí mismo con innúmeras dificultades. Nos está costando la misma vida sentar las bases económicas, sociales, estructurales y legales para que en el futuro se pueda hablar de unos Estados Unidos de Europa con el mismo estatus que tienen los yankees: la misma vida nos está costando! Pero si no hay una desgracia nacionalista como lo fue el atentado de Sarajevo (1ª Guerra Mundial) o la anexión de Polonia por Hitler (2ª Guerra Mundial); si no llega la sangre al Rhin con las ínfulas expansionistas-nacionalistas de Putin, Europa podría llegar a ser.

Y ahora, naciendo Europa a espasmos, vienen estos primates políticos (conocidos como nacionalistas) a imponer sus cuevas, sus pieles de mamut y sus huesos atravesándoles la nariz? A punto de emerger, entre las tremendas y escarpadas rocas de este páramo y de esta Babel europea una orquídea delicadísima, ¿quieren estos presapiens encorvados reventar los cristales del invernadero para plantar esas ramas primitivas y paleozoicas; esas plantas sin flores, esos simplicísimos helechos?

No lo permitamos! No les dejemos llevarnos a los palafitos! No permitamos que estos catetos nos impongan a los europeos su sosísima y primaria planta sin flores: su helecho diferencial.