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jueves, 25 de febrero de 2010

...Poor Teddy!


No me acuerdo en qué año, pero sí recuerdo que, cuando me llamaron para componer la música de un programa que se iba a emitir en Canal Sur (la de ellos), me dijeron que lo iba a presentar y dirigir Consuelo Berlanga, que se iba a llamar "Qué pasó con...", y que iba a emitirse, en prime time, los miércoles por la noche.
También me dijeron que la música debía ser nostálgica a la vez que inquietante; con un toque pop, pero algo siniestro, sin llegar a ser de miedo; algo, en resumen, "parecido a la banda sonora del Exorcista, pero más dulce" (cito las palabras textuales de quien me contrató por teléfono).

Me puse manos a la obra, todo ilusionado; para hacer esta música, conté con la ayuda técnica de mi entonces casi hermano José Manuel Vaquero, "el Pájaro", excelente músico, teclista y habilísimo con todo lo que supusiera soportes electrónicos. Cuando entregué el material sonoro, me pidieron, además de la cabecera, cortinillas para los anuncios y ráfagas para las entradas y salidas del programa; en definitiva: la rutina de la composición para televisión. Así lo hicimos, y la música plugo sobremanera a Consuelo Berlanga. Ya sólo faltaba que el programa tuviera éxito para empezar a recaudar las regalías (hoy conocidas como royalties) derivadas de tan suculento programa. Yo cobraría un 83% como compositor y el Pájaro, en concepto de técnico, el 17% restante. Esto es: nos íbamos a forrar!
Nos íbamos a forrar... Porque no sólo se emitía en prime time los miércoles, sino que era tal su éxito de audiencia que lo repetían los jueves por la mañana; para colmo de venturas, se exportó a la televisión extremeña; y finalmente a Telemadrid. Es decir: las cuentas que me salían entonces, hace casi 20 años, en que se pagaban entre 7 y 10 pesetas por segundo de música, eran cuentas millonarias. Porque no sólo me tenían que pagar regalías por la cabecera del programa y sus ráfagas, sino que, cada vez que lo anunciaban durante la semana (que era constantemente), también cobraba yo derechos de autor. Y si multiplicamos por la televisión de Extremadura y Telemadrid... Bueno, bueno... Millones de pesetas de los de hace casi 20 años! Millones!

Pero el primer año sólo cobramos 80.000 pesetas: el Pájaro, unas 10.000 pelas; y yo, menos de 70.000. Fui a reclamar a la SGAE; me atendieron muy cordialmente y me entrevisté con un abogado que me dijo que las televisiones públicas se negaban a pagar derechos de autor, y que estaban en juicio, pero... Que nos olvidáramos de cobrar, de momento.
Con el paso de los años, he ido recibiendo 25.000 pesetas una vez; 315 euros años después... Y nada más. Canal Sur (la de ellos), Telemadrid y la televisión extremeña me robaron el 90% de mis derechos de autor. Jamás los cobraré. Perdidos están, como se perdió Cuba.

Sin embargo, me alegra saber que Teddy Bautista, alto directivo y presidente de la SGAE desde el año 83 del siglo pasado, se puede retirar con un sueldo mensual de 24.500€. Unos 300.000€ anuales, más primas. 50 millones de pesetas al año; 4 millones y pico de pelas al mes. Una buena pensión, no creen ustedes? Y la verdad es que se la merece, porque un artista de su calibre, que se metió en el grupo Los Canarios, cuyo mayor aportación a la Historia de la Música fue ponerle hace 40 años una batería y un bajo eléctrico a Las Cuatro Estaciones de Vivaldi (que buena falta le hacían, porque estaban francamente mal compuestas: en qué estaría pensando Vivaldi cuando escribió estos conciertos?), y que luego hizo en Jesucristo Superstar el papel de Judas, que le venía como un guante, se merece esta pensioncita y mucho más!

Que su primera mujer vague por las calles de Madrid con una guitarra y rodeada de perros, pobre de solemnidad, y que se queje -todo por fastidiar al pobre Teddy- de que éste le pase sólo 350€ mensuales, son ganas de fastidiar la vejez de este artista, de este creador insuperable.

Yo me alegro de haber contribuido con el dineral que nunca cobré a mantener alta la cabeza plateada de este genio de la Música, que tanto ha velado desde hace casi 40 años para que los autores menos favorecidos por la mano de las musas podamos tener un rinconcito donde no caernos muertos.

Joder! Todavía estoy por abrir una cuenta solidaria y meter parte de mi sueldecito congelado para que Teddy no pase frío; para que no pase apuros; y, sobre todo, para que el genio siga creando como ha hecho siempre.

Joder! Pobre Teddy!

lunes, 15 de febrero de 2010

Máscaras en Canal Sur.



Desde hace años vengo viendo (primero con recelo, luego con interés y finalmente con pasión) los preliminares, las semifinales y la gran final del Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz: la movida del Teatro Falla, para entendernos.
Aunque soy sevillano, y, por lo tanto, un completo ignorante de las profundidades del Carnaval, me entusiasman las Chirigotas; me emocionan intensamente las Comparsas; me admiro del trabajo de los Coros y busco entre las líneas de sus versos semirrimados el sentido oculto (a veces, explícito) de los Cuartetos. Pero en las cuatro fórmulas encuentro Arte. No sólo por la música, original en una gran parte o con arreglos interesantísimos a veces; ni por los tipos, que en muchas ocasiones son delirantes; sino, y sobre todo, por las letras; por las estrofas, que son como barrancos al final de los cuales se despeña inevitablemente el giro emocionante o ácido, dramático o descojonante que todas las agrupaciones se encargan de regalarnos cada año.

Pienso desde hace décadas (yo ya cuento mi vida por décadas) que la única forma de hacer posible el Arte consiste en mantener dos terribles aspectos enérgicamente vivos: a) ausencia de recompensas materiales; y b) ganas de gritar el propio dolor. En Cádiz, qué quieren ustedes que les diga, salvo alguna chirigota que dé tres o cuatro galas malpagadas, casi nadie saca beneficio económico significativo de estos afanes; algunos músicos viven algo mejor que antes por haberse dado a conocer como compositores o letristas a través del Carnaval, pero no viven del Carnaval. Al contrario: les cuesta una pasta hacerse esos disfraces, a veces sorprendentes. Y no sólo les cuesta dinero, sino, sobre todo, tiempo: tiempo robado a su familia, al sueño, a otras aficiones.
Y en cuanto a las ganas de gritar el propio dolor, no es ni momento ni lugar para reflexionar sobre los niveles de paro de la Ciudad de los Tres Mil Años, quizás los más altos de Europa; ni del cierre de Astilleros; ni de la especulación urbanística; ni de... enfín: de verdad quieren ustedes que hable de ello? No, verdad? Gracias! Sólo poner en claro que si alguna ciudad de España puede gritar con dolor, ésa es Cádiz.
De manera que los dos requisitos para que surja el Arte están presentes en Cádiz desde las Saturnales romanas hasta la actualidad, habiéndose sobrepuesto a todas las estúpidas prohibiciones y bandos en contra de su celebración por parte de las instituciones: la Iglesia y los políticos particularmente.

Tenemos, pues, una manifestación verdadera y genuínamente popular que no está sujeta a límites morales, que no tiene que arrodillarse ante un Ministerio del Carnaval que la subvencione y por lo tanto la conduzca (como sí pasa con el Cine) allí donde quieran los técnicos del Ministerio; la crítica mordaz, feroz a veces, que estos artistas muestran sin piedad desde las calles de Cádiz al escenario del Falla es inherente a la propia fiesta gaditana; sin ella, Cádiz sería como Tenerife, Río o Venecia: un simple baile de máscaras.

Pero no sólo es un baile de máscaras.

Un tesoro de este calibre no se encuentra, creo yo, en ningún otro rincón del Planeta. No existe en el mundo un crisol como éste, en el que se funden los sinsabores, las penurias económicas de los de infantería, el drama en la propia familia, la denuncia de lo ridículo, el espanto de la guerra, el dedo puesto en la llaga de la Política, el grito en voz alta de los abusos del Poder. En definitiva: aquí es donde realmente habla la Voz del Pueblo.
Y cómo lo trata la televisión pública andaluza? Aparentemente, con mimo. Desde que Canal Sur (la de ellos) retransmite en directo y en diferido las actuaciones de comparsas y chirigotas, ha crecido exponencialmente el interés del resto de los andaluces por esta fiesta gaditana; incluso en otras provincias se han creado coros y chirigotas con la pretensión de competir con los originales. Esto ha -digamos- universalizado a Cádiz, al mismo tiempo que ha convertido a los gaditanos en modelo expresivo a la hora de construir una chirigota o un coro.
Ahora los sevillanos podemos hablar del Selu, del Yuyu, del Vera, de Julio Pardo, del Sheriff; sabemos quién fue Paco Alba, cuándo las chirigotas empezaron a ser comparsas; nos resultan familiares el Tío la Tiza, la Tía Norica, la Caleta, Puerta Tierra y muchos rincones de Cádiz que ni siquiera hemos visto. En este sentido, Canal Sur (la de ellos) ha hecho mucho por el Carnaval. Mucho. Pero...

Yo creo que las agrupaciones se merecen un trato más serio. Me refiero a que, tras las bambalinas, los presentadores se dirigen a ellos como si fueran chuflas: les tiran de los flecos del disfraz; les hablan de tú; los tratan como a ganado. La televisión, desde siempre, ha desnaturalizado todo cuanto toca; pero hay actitudes que no pueden tolerarse: no se puede estar haciendo publicidad constantemente de los puñeteros politonos del móvil; especialmente si aún no ha terminado su actuación la chirigota que está cantando; no se puede presentar cada agrupación pretendiendo ser gracioso cuando no se tiene ni puta gracia; no son los presentadores quienes tienen que sorprendernos con sus ocurrencias, especialmente porque no suelen ser ocurrentes. Ítem más: la mayoría de los que nos muestran el Carnaval gaditano son personajillos del mundo de la Prostitución, también conocido como de los programas del corazón; les ofrecen el micro y el primer plano a gentuza que será estudiada en los libros de Sociología del futuro con extrañeza y asco pero que ahora gozan de privilegios sin límites.

Con quiénes se creen estos alfeñiques morales que están tratando? Cómo se atreven a flanquear al Vera, sudoroso tras la extraordinaria actuación de su chirigota, y minimizarlo con preguntas carentes de interés? Con qué derecho lo tratan como si fuera un chufla? Es que no ven que se encuentran ante la presencia de un genio?
Y qué cojones pinta Teófila, la alcaldesa -sin disfraz, para colmo-, en directo? Qué coño hace ahí el comecanapés de turno del PSOE, chupando cámara? Qué carajo hacen éstos de Canal Sur (la de ellos) prestando la Voz del Pueblo a los políticos, precisamente en Carnaval? Es que quieren hacernos creer que el Carnaval de Cádiz lo sustentan ellos? A qué viene este paternalismo? Es que no pueden quitarse de enmedio ni siquiera en carnaval? Qué coño pinta un político hablando de su puto partido mientras se recorta su anodina figura sobre el luminoso fondo del divino escenario del Falla? Dios, cuánto estómago agradecido! No puedo sufrir cómo los locutores dan un trato infamante al Selu (como si fueran de la misma especie que él!), mientras, por el contrario, le cepillan la caspa del hombro a la Consejera de Cultura!

Qué asco, picha!

Ojalá tuviéramos en nuestra televisión pública (lo de pública es ya de risa) algún profesional que estuviera imbuido del espíritu del Periodismo en vez de tanta guarra y tanto futbolista borderline; ojalá los chuflas de la Consejería de Cultura nos tomaran en serio de una puta vez a los andaluces y nos trataran no ya con respeto, sino, en el caso de los autores del Carnaval de Cádiz, con veneración. De rodillas se tendrían que postrar! De rodillas, ante la presencia de un letrista, de un arreglista, de un compositor o de quienes diseñan los tipos! Porque un locutor de Canal Sur (la de ellos), siendo -como es- un paniaguado de la Junta de Andalucía, debería tomar conciencia de su triste y sumisa vida, y darse cuenta de que cuando entrevista a una agrupación de las que salen en el Falla, no está dirigiéndose solamente a albañiles, a pescadores o a parados de los Astilleros, sino que se encuentra ante la terrorífica, la espectral, la religiosa presencia del Arte.

viernes, 5 de febrero de 2010

Cletus, o el insulto habitual.


Desde muy pequeño he sido un extasiado telespectador. La televisión me encanta. Y cada vez que leo o escucho la injustísima expresión "la caja tonta" refiriéndose a la tele, me duele como si lo dijesen de una amiga o de una antigua y deliciosa amante. Cómo puede alguien llamar tonta a la televisión? Como si ese luminoso balcón que da al Universo fuese responsable de los parásitos que circunstancialmente lo habitan!

Aunque también, desde antes de que muriera Franco, estoy acostumbrado (en realidad, quiero decir que no me acostumbro) a contemplar con creciente indignación cómo todos los chorizos, las putas, los macarras, las mariconas de pluma loca, las chachas y los borderlines que aparecen en las series televisivas (españolas y norteamericanas) hablan con inconfundible acento andaluz.

Que las criadas o chachas hablaran andaluz fue un desgraciado pero innegable reflejo de la situación real que vivimos entre los 60 y los 90 en España: las andaluzas y extremeñas, emigradas junto a sus maridos a Cataluña, a Madrid o a cualquier punto del rico y mimado Norte español (Euskadi y Cataluña principalmente: los que han sabido extorsionar al Estado del que reniegan), se ponían a trabajar limpiando escaleras; o de chacha en las casas bien de la España favorecida por todos los regímenes desde Fernando VII hasta Felipe y Aznar (sin olvidar a su mayor benefactor: Franco, el personaje histórico que más ha hecho por Euskadi y Cataluña).

Ahora las chachas son ecuatorianas o bolivianas, amén de filipinas y otros exotismos, y no hablan con acento andaluz. Pero en el inconsciente colectivo queda nuestra habla andaluza como el acento adecuado para dotar de contenido superficial o tildar de prescindible a determinados personajillos que pululan por todas las series españolas, y que indefectiblemente son o el policía payaso o el maricón frívolo; o la puta repintada o el subnormal gracioso. De cualquier modo, nunca, jamás de los jamases hay un personaje principal, responsable y serio, que hable en andaluz: por lo visto, no sería creíble.

He detectado ya tantos de estos personajes, que no sabría cómo refrescar la memoria de ustedes. Pero en esta ocasión quiero hablar de Cletus, el paleto oficial de la extraordinaria serie Los Simpsons, que veo a diario aunque repitan los capítulos una y otra vez.

Cletus es una especie de campesino/pueblerino/paleto, zafio y sucio como él solo; está emparejado (dudo que casado) con Brandine, otra ceporra de mucho cuidado con la que ha tenido -eso parece- 26 hijos. Viven en una casa destartalada, sucia y miserable y se alimentan con basura y restos imposibles de contemplar como alimento. Carecen de una mínima educación básica; no saben leer ni escribir, ni falta que les hace; tratan a los hijos como bestias, siendo ellos mismos bestias. Digamos que, en el microuniverso que es Springfield, ocupan el peor de los estratos posibles: el más abyecto; el más bajo; están, digamos, más allá del límite de lo Humano.

Y cuál es el acento que tienen? Qué habla inconfundible los distingue del resto de los personajes? Qué color se les ha ocurrido a los directores de doblaje que sería el más indicado para caracterizarlos como lo que son: tarados? Pues, cómo no: el habla andaluza!

Se imaginan ustedes a estos mismos disminuídos psíquicos, a estos tarambanas sociales, hablando con acento catalán? O a Snake, el patibulario delincuente habitual de la misma serie, que siempre va con su escopeta de cañones recortados en ristre, farfullando frases en euskera? Por qué no? Los vascos, desde hace 40 años hasta hoy, no han destacado por su Arte o su Literatura, sino por los mil asesinatos y los cientos de secuestros; por los miles de extorsiones y los centenares de hazañas sangrientas y cobardes; no sería extraño entonces que Snake o el Actor Secundario Bob intercalaran en sus intervenciones algún "txakurra" o se citaran en la "herrikotaberna", o llamaran "gudari" a alguien de su entorno; o, enfín, utilizaran cualquier otro artificioso neologismo de los muchos que los vascos han inventado en los últimos 20 años junto a su impracticable idioma.

O que Montgomery Burns (uno de mis personajes favoritos) hablara en catalán o con un profundo acento catalán; sería maravilloso que le dijera a su ayudante mientras se asoma a la balconada de su central nuclear, mezclando catalán y castellano: "Smithers: nosaltres podem dominar el mundo!"

Por qué no exigir que estos personajes de ficción, estos que son carne de cárcel, o aquéllos otros que sirven de hazmerreír como secundarios; o las que salen como putas desquiciadas de los nervios; o los sinvergüenzas de oficina; o la gente del hampa en general, hablen con cualquiera de los otros acentos posibles que caracterizan a los españoles? Por qué no ejercer el derecho a exigir que en los próximos 30 años los doblen con la descoyuntada sintaxis vasca, con la melodía gallega o con la petulancia catalana? Si eso se hiciera... Ay, amigo mío, si empezaran a doblarse estos personajillos con deje catalán o vasco! Al día siguiente de la primera emisión del capítulo estaría Carod-Rovira, con su corona de espinas, metiéndole fuego a las empresas de doblaje! Y el lendakari que volvió al frío resurgiría de su sarcófago jesuítico para volver a hablarnos de él en una mística tercera persona diciendo que "el exlendakari no puede tolerar esta agresión al sentir vasco (sic)" y demás monsergas con espatadantzaris volando ante las propias narices.

Ya está bien de soportar estos insultos! Ya está bien de recibir a diario, en todos los canales, públicos y privados, la bofetada subliminal con la que nos recuerdan a los andaluces que somos el payaso tonto y que no tenemos derecho a quejarnos de recibirlas una y otra vez! Con qué político gilipollas hay que hablar en el Parlamento andaluz para que alguien con recursos y vía libre tome de inmediato cartas en el asunto? Hay que ir a Bruselas a quejarse de este insulto diario? A quién hay que avergonzar en los medios de comunicación para que se tomen medidas de inmediato contra este sapo con el que tenemos que desayunarnos cada día?

Ya tenemos bastante con que se nos obvie diariamente en las previsiones meteorológicas! Que cae nieve en un pueblo de Burgos y allá que van los equipos de reporteros como si en Burgos vieran la nieve por primera vez. Y si llueve en Barcelona... Dios de mi vida, si llueve en Barcelona! El despliegue técnico para comprobar que los barceloneses usan paraguas de Loewe es inmediato. Ahora bien: si hay un temporal que se lleva por delante un barrio de Cádiz, ya puede haber muertos que lo convierten en una mera reseña.
Ya tenemos bastante con que se nos obvie meteorológicamente, pese a ser la mayor región española y la más poblada; pero además tener que aguantar en las series el insulto diario...

Yo soy andaluz. Y no soy un macarra, ni un atracador, ni una puta, ni un payaso ni un imbécil! Y aunque lo fuera, no estoy dispuesto a admitir el habla andaluza, la realidad andaluza como la única fuente posible de la que nutrir a estos personajes marginales! O se acaba con la ignominia, o tendré que retar a duelo, tras la iglesia de San Roque, con florete y al amanecer, al Defensor del Pueblo Andaluz, que con seguridad, y después de los 14 años que lleva en el cargo permitiendo este abuso subliminal, se ha convertido -éste, sí- en un personaje sin dignidad: y, para mi vergüenza y la de todos, con un extremado acento de mi tierra.