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lunes, 15 de febrero de 2010

Máscaras en Canal Sur.



Desde hace años vengo viendo (primero con recelo, luego con interés y finalmente con pasión) los preliminares, las semifinales y la gran final del Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz: la movida del Teatro Falla, para entendernos.
Aunque soy sevillano, y, por lo tanto, un completo ignorante de las profundidades del Carnaval, me entusiasman las Chirigotas; me emocionan intensamente las Comparsas; me admiro del trabajo de los Coros y busco entre las líneas de sus versos semirrimados el sentido oculto (a veces, explícito) de los Cuartetos. Pero en las cuatro fórmulas encuentro Arte. No sólo por la música, original en una gran parte o con arreglos interesantísimos a veces; ni por los tipos, que en muchas ocasiones son delirantes; sino, y sobre todo, por las letras; por las estrofas, que son como barrancos al final de los cuales se despeña inevitablemente el giro emocionante o ácido, dramático o descojonante que todas las agrupaciones se encargan de regalarnos cada año.

Pienso desde hace décadas (yo ya cuento mi vida por décadas) que la única forma de hacer posible el Arte consiste en mantener dos terribles aspectos enérgicamente vivos: a) ausencia de recompensas materiales; y b) ganas de gritar el propio dolor. En Cádiz, qué quieren ustedes que les diga, salvo alguna chirigota que dé tres o cuatro galas malpagadas, casi nadie saca beneficio económico significativo de estos afanes; algunos músicos viven algo mejor que antes por haberse dado a conocer como compositores o letristas a través del Carnaval, pero no viven del Carnaval. Al contrario: les cuesta una pasta hacerse esos disfraces, a veces sorprendentes. Y no sólo les cuesta dinero, sino, sobre todo, tiempo: tiempo robado a su familia, al sueño, a otras aficiones.
Y en cuanto a las ganas de gritar el propio dolor, no es ni momento ni lugar para reflexionar sobre los niveles de paro de la Ciudad de los Tres Mil Años, quizás los más altos de Europa; ni del cierre de Astilleros; ni de la especulación urbanística; ni de... enfín: de verdad quieren ustedes que hable de ello? No, verdad? Gracias! Sólo poner en claro que si alguna ciudad de España puede gritar con dolor, ésa es Cádiz.
De manera que los dos requisitos para que surja el Arte están presentes en Cádiz desde las Saturnales romanas hasta la actualidad, habiéndose sobrepuesto a todas las estúpidas prohibiciones y bandos en contra de su celebración por parte de las instituciones: la Iglesia y los políticos particularmente.

Tenemos, pues, una manifestación verdadera y genuínamente popular que no está sujeta a límites morales, que no tiene que arrodillarse ante un Ministerio del Carnaval que la subvencione y por lo tanto la conduzca (como sí pasa con el Cine) allí donde quieran los técnicos del Ministerio; la crítica mordaz, feroz a veces, que estos artistas muestran sin piedad desde las calles de Cádiz al escenario del Falla es inherente a la propia fiesta gaditana; sin ella, Cádiz sería como Tenerife, Río o Venecia: un simple baile de máscaras.

Pero no sólo es un baile de máscaras.

Un tesoro de este calibre no se encuentra, creo yo, en ningún otro rincón del Planeta. No existe en el mundo un crisol como éste, en el que se funden los sinsabores, las penurias económicas de los de infantería, el drama en la propia familia, la denuncia de lo ridículo, el espanto de la guerra, el dedo puesto en la llaga de la Política, el grito en voz alta de los abusos del Poder. En definitiva: aquí es donde realmente habla la Voz del Pueblo.
Y cómo lo trata la televisión pública andaluza? Aparentemente, con mimo. Desde que Canal Sur (la de ellos) retransmite en directo y en diferido las actuaciones de comparsas y chirigotas, ha crecido exponencialmente el interés del resto de los andaluces por esta fiesta gaditana; incluso en otras provincias se han creado coros y chirigotas con la pretensión de competir con los originales. Esto ha -digamos- universalizado a Cádiz, al mismo tiempo que ha convertido a los gaditanos en modelo expresivo a la hora de construir una chirigota o un coro.
Ahora los sevillanos podemos hablar del Selu, del Yuyu, del Vera, de Julio Pardo, del Sheriff; sabemos quién fue Paco Alba, cuándo las chirigotas empezaron a ser comparsas; nos resultan familiares el Tío la Tiza, la Tía Norica, la Caleta, Puerta Tierra y muchos rincones de Cádiz que ni siquiera hemos visto. En este sentido, Canal Sur (la de ellos) ha hecho mucho por el Carnaval. Mucho. Pero...

Yo creo que las agrupaciones se merecen un trato más serio. Me refiero a que, tras las bambalinas, los presentadores se dirigen a ellos como si fueran chuflas: les tiran de los flecos del disfraz; les hablan de tú; los tratan como a ganado. La televisión, desde siempre, ha desnaturalizado todo cuanto toca; pero hay actitudes que no pueden tolerarse: no se puede estar haciendo publicidad constantemente de los puñeteros politonos del móvil; especialmente si aún no ha terminado su actuación la chirigota que está cantando; no se puede presentar cada agrupación pretendiendo ser gracioso cuando no se tiene ni puta gracia; no son los presentadores quienes tienen que sorprendernos con sus ocurrencias, especialmente porque no suelen ser ocurrentes. Ítem más: la mayoría de los que nos muestran el Carnaval gaditano son personajillos del mundo de la Prostitución, también conocido como de los programas del corazón; les ofrecen el micro y el primer plano a gentuza que será estudiada en los libros de Sociología del futuro con extrañeza y asco pero que ahora gozan de privilegios sin límites.

Con quiénes se creen estos alfeñiques morales que están tratando? Cómo se atreven a flanquear al Vera, sudoroso tras la extraordinaria actuación de su chirigota, y minimizarlo con preguntas carentes de interés? Con qué derecho lo tratan como si fuera un chufla? Es que no ven que se encuentran ante la presencia de un genio?
Y qué cojones pinta Teófila, la alcaldesa -sin disfraz, para colmo-, en directo? Qué coño hace ahí el comecanapés de turno del PSOE, chupando cámara? Qué carajo hacen éstos de Canal Sur (la de ellos) prestando la Voz del Pueblo a los políticos, precisamente en Carnaval? Es que quieren hacernos creer que el Carnaval de Cádiz lo sustentan ellos? A qué viene este paternalismo? Es que no pueden quitarse de enmedio ni siquiera en carnaval? Qué coño pinta un político hablando de su puto partido mientras se recorta su anodina figura sobre el luminoso fondo del divino escenario del Falla? Dios, cuánto estómago agradecido! No puedo sufrir cómo los locutores dan un trato infamante al Selu (como si fueran de la misma especie que él!), mientras, por el contrario, le cepillan la caspa del hombro a la Consejera de Cultura!

Qué asco, picha!

Ojalá tuviéramos en nuestra televisión pública (lo de pública es ya de risa) algún profesional que estuviera imbuido del espíritu del Periodismo en vez de tanta guarra y tanto futbolista borderline; ojalá los chuflas de la Consejería de Cultura nos tomaran en serio de una puta vez a los andaluces y nos trataran no ya con respeto, sino, en el caso de los autores del Carnaval de Cádiz, con veneración. De rodillas se tendrían que postrar! De rodillas, ante la presencia de un letrista, de un arreglista, de un compositor o de quienes diseñan los tipos! Porque un locutor de Canal Sur (la de ellos), siendo -como es- un paniaguado de la Junta de Andalucía, debería tomar conciencia de su triste y sumisa vida, y darse cuenta de que cuando entrevista a una agrupación de las que salen en el Falla, no está dirigiéndose solamente a albañiles, a pescadores o a parados de los Astilleros, sino que se encuentra ante la terrorífica, la espectral, la religiosa presencia del Arte.

3 comentarios:

  1. Una vez más, querido amigo, me quito el sombrero.

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  2. Daré mi humilde opinión al respecto, si me lo permites.

    Yo que aun siendo sevillano he paseado mucho tiempo por las calles de Cádiz, esa ciudad que me enamoró mucho antes de conocerla en vivo, esa ciudad que me trató como nadie me ha tratado nunca -me rio yo de la supuesta y estúpida rivalidad de Cádiz contra Sevilla-, esa ciudad donde la gente tiene otra forma de mirar, otra forma de ver el sol cada mañana, en definitiva, otra forma de vivir. Entiendo que la actitud que tienen los periodistas a lo largo de las retrasmisiones del concurso es completamente errónea. Porque hablan y tratan a los entrevistados como si estuvieran hablando con ellos en la calle, como si se los encontraran por Hospital de Mujeres o por la calle Novena y les preguntaran qué tal estuvo su actuación esa noche. No se dan cuenta que quien los ve y quien los oye no es sólo el que pasa a su lado como un traseunte más, sino que lo está viendo toda Andalucía como mínimo. Más aún, lo ve toda España o todo el mundo por las emisiones en internet y satélite. No se puede hablar a una persona de esa forma, porque no estás comprando el pan al lado de tu casa, sino que estás hablando en un medio de comunicación con uno de los que le dan categoría a su mayor fiesta, a la fiesta que nos prestan a los demás para que la disfrutemos con y como ellos.

    Como mínimo un respeto y un poquito de protocolo, aunque después, ya sin cámaras, le digas las cosas más en plan colega o te cagues en to sus castas si hace falta, pero no durante la emisión.

    Hay que diferenciar el trato amigable al trato profesional, que por muy amigo que seas de Manuel Chaves o del presidente de la diputación, cuando lo entrevistas cualquier dia del año, lo tratas como Dios manda.

    Qué mala imagen para ellos mismos. ¿Seriedad en unas emisiones y chuflas en otras? Así se pierde credibilidad, pero para siempre.

    Un saludo desde Triana y que viva Cádiz por siempre.

    Llevas toda la razón.

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